Dicen que la verdadera alma de los Ticos se encuentra en esta espina dorsal que separa la zona del Pacífico de la zona del Caribe. Situada dentro del llamado cinturón de fuego del Pacífico que reúne a la mayoría de los volcanes del mundo. Se extiende a lo largo de 80 km constituyendo una fila de conos volcánicos en dirección este-oeste. Por el norte continua la Cordillera de Guanacaste y por el sur la Cordillera Talamaca, todas ellas con algunos volcanes activos actualmente. Lo curioso es que la mayoría de estos volcanes se encuentran en espacios protegidos a modo de parque nacional y por tanto, visitables. Elegimos para nuestra visita los Parques Nacionales de Poás, Arenal y Tenorio terminando el recorrido en el bosque húmedo de Monteverde.
Como refería en mi anterior entrada de Viaje a Costa Rica, habíamos hecho de la ciudad de Alajuela, nuestro campamento principal para desde allí realizar las excursiones. Alquilamos un coche en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría de Alajuela, a través de Rentalcars, con la compañía Hertz por 11 días. Hay que recordar que la máxima velocidad es de 80 km/h y que hay muchos peatones, ciclistas y vehículos de tiro que circulan por los arcenes y/o bordes de las carreteras. Además, excepto la carreteras principales, las demás suelen ser de tierra o tener muchos socavones y en muy mal estado. Así que aunque las distancias no sean muy grandes el tiempo en recorrerlas se alarga. También conviene llevar el depósito de gasolina lleno para evitar sorpresas en las zonas más aisladas, aunque en la mayoría de los pueblos grandes siempre había alguna gasolinera.
Parque Nacional Volcán Poás
A poco más de 30 kilómetros de Alajuela se encuentra el Parque Nacional Volcán Poás (15$, todos los días de 8 a.m. a 4 p.m). ¡Ojo!, porque la reserva solamente se puede hacer online. La carretera que asciende hacia el volcán está jalonada de bellos paisajes con ganaderías, cafetales, riachuelos, pequeñas cascadas y zonas de bosque, pasando por pueblos pintorescos donde hay pequeños negocios de venta de fresas, quesos, natillas y diferentes artesanías. El parque cuenta con un centro de visitantes, un pequeño museo, un café-restaurante, tienda de suvenirs. servicios sanitarios y senderos.
El principal atractivo del parque es el volcán Póas, un estratovolcán (es un volcán constituido por múltiples estratos o capas de lava endurecida, alternando con capas de piroclastos) complejo y muy activo que alcanza los 2.708 m. Después de la última erupción en el 2018 el parque estuvo cerrado mucho tiempo y algunas zonas, como los senderos del bosque nuboso que lo rodea seguían cerrados durante nuestra visita. No pudimos recorrer ni el Sendero Laguna Botos de 800 m y unos 30 min de recorrido que lleva al cráter de la Laguna Botos, ni el Sendero Escalonia de 530 m que permite adentrarse durante unos 20 min en el corazón del bosque húmedo para ver su flora y fauna.
El volcán presenta tres conos, siendo el más espectacular el principal, con una profundidad de 300 m y un diámetro de 1,32 km de diámetro. Es uno de los cráters más grandes del mundo de tipo géiser. Se pueden observar una gran cantidad de fumarolas que indican la actividad permanente que posee este volcán, con pequeñas emisiones de gases y una laguna ácida. Desde el centro de visitantes, acompañados por un guía y con casco protector, se asciende por una carretera asfaltada en grupos de 15 a 20 personas, hasta un mirador. El sendero Sombrilla de Pobre de apenas 600 m se encuentra rodeado de un bosque nuboso, lo que lo hace uno de los principales atractivos del lugar, junto a la observación del cráter principal. El olor a sulfuroso lo inunda todo y aconsejan no permanece más de 20 min en la zona.

Parque Nacional Volcán Arenal
Regresamos a Alajuela para salir al día siguiente en dirección al pueblo la Fortuna a unos 115 km. La carretera pasa por paisajes increíblemente verdes, poblaciones agrícolas, como San Ramón, la Tigra o Chachagua, ascendiendo y retorciéndose sobre si misma, convirtiéndose en carretera de montaña hasta llegar finalmente al pueblo de la Fortuna. Un pueblo con mucho ambiente, gran variedad de alojamiento y restaurantes. Hasta una pequeña librería (repleta de biblias) donde Dani pudo comprar, Los hermanos Kamarasov. Desde el pueblo hicimos varias actividades.
Comenzamos con una visita a la Catarata de la Fortuna, a unos 6 km que cubrimos con un taxi porque nuestro coche se quedó sin batería y tuvimos que esperar una 4 horas para que trajeran una desde San José. Te dejan delante del edificio de recepción de la Reserva Ecológica Catarata Río Fortuna, donde debes adquirir el ticket ( 18$, de 7:00 a.m. a 5:00 p.m.). El complejo dispone de bar-restaurante, zonas de duchas, tienda de souvenirs, etc. A pocos pasos se abre el primer mirador sobre la catarata. La imagen es espectacular. Una caída de agua de unos 70 m proveniente del río Tenorio y rodeada de una exuberante vegetación. Una de las instantáneas del viaje y un recuerdo para toda la vida.
A pocos metro a la izquierda un sendero te lleva al Jardín de Orquídeas, que consiste en una colección de orquídeas que ronda, entre las 186 y las 200 especies nativas de Costa Rica, y según la información de los paneles unas 1.000 unidades perteneciente a 90 géneros en la actualidad. Sin embargo nosotros solo vimos una florecida. Parece ser que no era la época.
El sendero se transforma en escalera que desciende unos 530 escalones a través de un bosque de árboles nativos de la zona. Finalmente, se llega a un segundo mirador frente a la cascada, que permite ver y oír el fragor con el que el agua choca en el fondo del estanque. Ahí está prohibido el baño pero algo más abajo hay una zona que si se permite. Si has traído toalla y bañador apetece un baño refrescante pero la sensación se pierde rápidamente al tener que volver a subir por la empinada escalera que te deja con la lengua fuera y apunto del paro cardíaco. El regreso lo hicimos dando un paseo hasta el pueblo.
Por la tarde decidimos realizar la otra actividad estrella del pueblo, las aguas termales. El origen de estas aguas son el resultado del calentamiento de aguas subterráneas o manantiales de agua fría del bosque lluvioso. El calor producido por la actividad volcánica aumenta el poder de dilución del agua arrastrando los minerales del suelo y aumentando la salinidad de estas aguas y sus propiedades curativas. Hay una gran oferta de complejos termales en la zona (Tabacon, Baldi, The Spring, EcoTermales, etc…) con precios para todos los bolsillos. En cualquier caso, los precios de la mayoría de las actividades en Costa Rica están pensadas para pasar la jornada completa incluso permiten llevar tu propio pinic.
Nos decidimos por las aguas termales del complejo Baldi Thermal Resort (40 $) que están a solo 5 kilómetros del pueblo y justo en las faldas del Volcán Arenal. Se puede disfrutar de 25 piscinas con diferentes temperaturas, entre 33°C y 67°C, que son certificadas por el Laboratorio Nacional de Aguas (NAL) y rodeadas de exuberantes jardines tropical con toboganes y áreas exclusivas para niños. También dispone de 3 zonas de baño con duchas y vestuarios, Baldi Acqua Spa, 2 bares secos, 3 bares húmedos, sauna, tienda de souvenir y casilleros. Pasamos una tarde-noche relajados y muy divertida probando todas las piscinas a pesar que llovía.
El segundo día en la zona lo dedicamos al Parque Nacional del Volcán Arenal (15$, de 8 a. 16 h). En el parque hay dos volcanes, uno extinto, el Volcán Chato en cuyo cráter se ha formado una laguna y el volcán Arenal, un estratovolcán de forma cónica, de 1670 m y muy activo. El parque se encuentra a 15 km del pueblo y cuenta con dos sectores; el sector Volcán con varios senderos: Heliconias, Coladas, Tucanes, los Miradores; y el sector Península con el sendero Península, los cuales permiten la observación de gran parte de la flora y fauna del parque así como de restos de las coladas de lava.
Hicimos primero los senderos del sector Volcán. La ruta comienza en el aparcamiento, aunque hay un desvío para ir a un mirador que ofrece una vista del volcán Arenal y del lago pero el día estaba muy nublado y lluvioso, así que decidimos continuar. El sendero pasa por un cañaveral, zona de helechos y grandes arboles para poco a poco ir adentrándose en el precioso bosque tropical. Más adelante encontramos la desviación al sendero de la Ceiba. Vimos monos, tucanes y varias pavas. Poco a poco el camino se vuelve más pendiente y se fue enfangando. Los charcos eran cada vez mayores, la lluvia se hizo más intensa. Rosi y yo resbalamos y nos caímos en el barro y pese al enfado de Dani, que quería continuar, dimos la media vuelta sin poder ver el árbol de 400 años de edad y 40 m de alto que da nombre al sendero.
Regresamos al punto de bifurcación y continuamos por el sendero las Coladas, un trayecto de 2 km que nos lleva a las coladas de 1992 y a un mirador desde donde se tienes unas vistas espectaculares, del lago Arenal, la cordillera de Tilarán y se supone que del cono volcánico del volcán Arenal. En la foto de entrada ya yo lo señalo por si acaso no lo ven, jejejeje.
Para llegar al sector Península tenemos que coger el coche y desplazarnos 2 km. Al comienzo del sendero hay una caseta de control donde debes enseñar tu ticket. El sendero tiene una longitud de 1,2 km y atraviesa una zona de bosque, finalizando en el Lago Arenal. El sendero está habilitado para personas con movilidad reducida y dispone de varios miradores al lago y una torre que se eleva sobre el follaje de los arboles y permite una vista de 360 grados sobre el volcán Arenal, el bosque húmedo y el lago. El sendero finaliza en un centro de visitantes y áreas de exhibiciones. Vimos un montón de coaitís o pizote que andaban rebuscando entre las hojas sin hacernos mucho caso. Por la tarde pusimos rumbo al Parque Nacional volcán Tenorio.
Parque Nacional Volcán Tenorio
Desde Alajuela tomamos el corredor noratlantico, carretera 4, en dirección norte hasta el pueblo de San Rafaél, y allí cogimos una pista de tierra en dirección hacia el pueblo Río Celeste (80 km). Nos alojamos en la Piña, para visitar al día siguiente el Parque Nacional Volcán Tenorio (12$, todos los días de 8 a 14 h.) Éste se ubica en la Cordillera Volcánica de Guanacaste, y alberga el volcán Tenorio (1.916 m) un estratovolcán con cinco cráteres. Actualmente inactivo y su cráter principal, en la parte más alta del cono principal, está ocupado por una laguna y rodeado de bosque primario. En las faldas nacen numerosos ríos y riachuelos, siendo los más importantes el río Chimurria, de gran valor hidrológico, y el río Celeste, de notable valor turístico.
La entrada al parque está en la Estación el Pilón a 6 km de nuestro alojamiento. Antes de llegar hay varios parking o «parqueos» (como dicen por acá) donde dejar el coche «custodiado» por un par de euros. Además es conveniente alquilar unas botas de agua porque el sendero suele estar muy enfangado.
El sendero principal del parque tiene aproximadamente 3 kilómetros de distancia y pasa por todos los principales puntos de interés. Aunque tienes algunos repechos son pocos y cortos y algunos tramos están bastante embarrados. Recuerda que estás en un paraje natural no en el pasillo de tu casa ni delante de la televisión en el sofá. Esta es una de las razones para viajar, poder sentir, vivir las sensaciones de lo que te rodea.
El sendero se introduce en el bosque lluvioso, bastante tupido, se cruzan pequeños arroyos y la sensación de que mil ojos te vigilan se acrecienta. Aunque cae una fina posma hace calor.
Aproximadamente hacia la mitad del recorrido, cuando el camino comienza a empinarse, encontramos un cartel informativo que indica la Catarata. Hay que descender un desnivel de 150 m por unas escaleras que serpentean por el bosque. Desde lejos se entrevé la caída de 30 m, con un gran chorro y fragor inusitado, sobre una poza de color verde turquesa o celeste. La visita se puede hacer tanto a la ida como a la vuelta y no se permite el baño.

La siguiente parada, a unos 850 m según los carteles informativos, es el Mirador, desde donde se ven los cráteres Tenorio2 y Montezuma del volcán Tenorio. Nosotros no pudimos verlos por las nubes y la fina cortina de agua que caía de forma uniforme y sistemática que a veces no nos daba tregua. Rosi fue la primera en notar un fuerte olor, como a materia en descomposición, luego nos dimos cuenta de que era el olor característico de los gases sulfurosos que emiten los volcanes.
Continuamos ahora 40 metros más, pegados a la falda de la montaña y con el río a nuestra izquierda, hasta llegar a la Laguna Azul, aunque realmente no es más que un punto en el que el río se ensancha y donde se puede apreciar muy de cerca el color celeste que adquiere el agua. En esta zona el sendero se torna más fangoso y hay que estar más atento.
Pocos metros más adelante se encuentran los Borbollones, donde se observa cómo se forman burbujas que afloran en las zonas más próximas a la orilla del río, fruto de los gases de composición sulfurosa, como el ácido sulfhídrico y el dióxido de azufre, entre otros. Aquí es conveniente no estar mucho rato porque se pueden producir mareos, nauseas y/o dolores de cabeza por el efecto de los gases.
El sendero cada vez más embarrado nos conduce a través de dos puentes de madera, que nos ayudan a salvar las aguas del río.
Finalmente llegamos a la zona llamada el Teñidero, el cual se forma cuando se mezclan dos afluentes; el río Buenavista y la Quebrada Agria. El cambio en el pH, a mayor acidez, provoca que una parte de los aluminosilicatos transportados se deposite en el fondo del río, lo cual puede apreciarse como un sedimento blanco y otra gran parte de los minerales se mantenga en suspensión y al incidir la luz de sol provoque ese color celeste. Dando lugar al fenómeno óptico de que el río se tiñe.
Monteverde, el bosque nuboso
Después de la caminata de regreso pusimos rumbo a Monteverde ( 115 km, 3:30 h). Nos dirigimos por la Carretera 6, pasando por el pueblo de Bijagua, luego tomamos la Carretera 1 y por último la 145, que tiene tramos de tierra y está en bastante mal estado. Las vistas en la zona montañosa de verdes colinas y pequeñas comunidades diseminadas son francamente espectaculares. Decidimos alojarnos en el pueblo de Santa Elena, en el hotel El Amanecer. Habíamos leído que en este pueblo había más vida (restaurante, cajeros y bancos, farmacia, lavanderías, supermercados, etc…) que en el pueblo de Monteverde. Es curioso que el desarrollo de la zona fuese iniciado en 1951 por la emigración de unos cientos de cuáqueros estadounidenses (no quisieron participar en la guerra de Corea) que compraron estas tierras para dedicarse a la granjas lecheras y a la producción de quesos. También compraron tierras para preservarlas de la explotación y dedicarlas a reservas naturales.
Ambos pueblos se encuentra en la Cordillera de Tilarán a 1.600 metros sobre el nivel del mar, con una gran humedad lo que proporciona las condiciones idóneas para la presencia de un bosque húmedo. Se distinguen ocho zonas biológicas diferentes que alberga el 4 % de la biodiversidad mundial total. Aquí se encuentran dos reservas, la Reserva del Bosque Lluvioso Monteverde (5.000 hectáreas, 25$, de 7:00 a 16:00 h) gestionada por el Centro Científico Tropical (CCT) y la Reserva de Bosque Lluvioso Santa Elena (16$, de 7:00 a 16:00 h, esta última algo más pequeña. En ambas reservas puedes ir por libre o mediante tours (se pagan aparte). En su paginas webs tienes más información.
Nosotros nos decantamos por realizar otras actividades. Dani quería hacer canopy o tirolina y Rosi y yo, skywalk o puentes colgantes. Reservamos con la empresa Selvatura, habíamos leído que cuenta con el mejor itinerario para hacer canopy de todo el país y además posee en su reserva natural una buena ruta de puentes colgantes. incluye el desplazamiento desde el hotel hasta el lugar en el que se realiza la actividad.
El canopy o tirolina (55$, 2 h) consiste en deslizarse con un traje con arnés por una red de cables instalados entre los árboles más altos. Se recorren 13 cables de diferentes longitudes a los que se accede a través de plataformas colocadas en ellos, siguiendo las indicaciones de los monitores que explican detalladamente cómo es la forma correcta de colocarse y deslizarse. Las distancias de los trayectos varía siendo la más larga la de un kilómetro en el que se puede ir en pareja. Según Dani el que más impresiona (se quedó flipado) es el Supermán, porque gracias a un traje especial vas colgado boca abajo como si fueses volando con piernas y manos extendidas. También hay otra actividad llamada el Tarzan que consiste saltar al vacío desde una plataforma atado con un arnés, balanceándote de ahí el nombre.
Mientras Dani volaba por los cielos nosotros visitamos el Jardín de Colibríes, (6$). Hay un pequeño jardín en dos niveles en medio del bosque donde han colgado comederos. Los colibríes se acercan a toda velocidad y liban en una danza frenética. Todos intentamos desesperadamente captar una instantánea del ave en pleno vuelo, agitando sus alas compulsivamente. Incluso si tienes suerte puedes acercar la mano o un dedo que ellos aprovechan para posarse y alimentarse sin esfuerzo. Según el panel informativo son 9 especie las que tienen censadas.
Cuando Dani regresó hicimos la ruta de los Puentes Colgantes (39$, 3 km, 2 h). Se realiza un recorrido a través del bosque nuboso por senderos establecidos que cruzan 8 puentes situados a a una altura que oscila entre los 50 y 170 m, suspendidos en al aire y sus extremos sujetos de forma que soportan el peso de 80 personas. El recorrido dura aproximadamente dos horas y es posible ver una impresionante variedad de flora, aunque dicen que hay algunas especies animales que habitan la zona nosotros no vimos nada.
El Selvatura Park dispone también de una Exhibición de Reptiles y Anfibios (17$), un Jardín de Mariposas (17$), Caminatas de historia natural (55$), un Centro de Conciencia Ecológica (17$). Puedes también comprar paquetes que incluyen varias atracciones y que salen algo más económicas. Dentro del parque se encuentra el estudio de arte de un singular artista platico, Ferlander Arguedas, vale la pena darse un salto y ver su obra y conocerlo personalmente. En cualquier caso en el pueblo de Santa Elena la oferta de tours es muy amplia, desde las típicas caminatas nocturnas a visitas a plantaciones de café, entre muchos otros tours.
Monteverde es un lugar mágico, te da paz y tranquilidad. Dejamos atrás la zona central; volcanes, selvas tropicales y bosques lluviosos para acercarnos a la costa bañada por el Oceano Pácifico, playas extensas de arena dorada y cocoteros, un mar azul del cual emergen ballenas y por fin el sol….no te pierdas la última parte de este viaje a Costa Rica…próximamente!!!!
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