Leí una frase en algún lado que decía: «Viajo porque no quiero dejar de sorprenderme«, si ya sé que hay muchas frases hechas y otras de grandes viajeros sobre el significado de viajar, pero la traigo aquí a colación de esta segunda parte del viaje a Sudáfrica. Porque en este caso viene como anillo al dedo. La gran biodiversidad de la que hemos disfrutado sobre pasa todo lo que hasta ahora hemos podido haber visto en los países que hemos visitado y ya van unos cuantos. Pero a eso se suma la facilidad y la cercanía de verlos en su propio hábitat sin alterar su medio (por lo menos que seamos conscientes, seguramente habrá detractores, no lo dudo). En cualquier caso, su comportamiento no variaba al ver al ser humano y parecían indiferentes a nuestra presencia, incluso en las veces que pasaban a escasos centímetros del coche.
En Port Elizabeth nos despedimos de Daniel que tenía que volver por trabajo a Madrid vía Ciudad del Cabo y Estambul (gran paliza) y nosotros volamos con Flysafair (50 min) a Durban donde recogimos nuestro segundo coche de alquiler reservado con Rentalcars a Bidvest (14 días) dirigiéndonos a Ballalito (1) donde hicimos noche para comenzar la segunda ruta por Sudáfrica, que nos llevaría hasta St Lucia, iSimangaliso Wetland Park (2), para ver la reserva de Hipopótamos. Atravesaríamos un nuevo país, Suazilandia, donde visitamos el National Park Hlane (2) para ver a los Rinocerontes Blancos y volveríamos a entrar en Sudáfrica para disfrutar de los Big Five en el National Park Kruger (6). Por último, quedamos sorprendidos con la belleza de los paisajes de la Ruta Panorama (2) antes de finalizar en Johannesburgo (1) y volver a casa.
iSimangaliso Wetland Park, el hogar del hipopótamo
La palabra iSimangaliso significa en zulu, «milagro» o «algo maravilloso» y ciertamente así lo es. Es el tercer parque de Sudáfrica y abarca 280 km de costa. Formando un humedal en el estuario del río Hluhluwe y otros que vierten sus aguas en el Océano Índico. Solo comparable con delta del Okavango, en Botsuana. El parque está formado por 13 zonas o reservas de conservación. Nuestra base fue la localidad de St Lucia, realmente es una calle principal, McKenzie St. donde se centra toda la actividad turística, restaurantes, gasolineras, supermercados, tiendas de souvenirs y agencias de viajes y a su alrededor urbanizaciones turísticas. Lo más curioso son los carteles de advertencia de lo peligroso que puede resultar pasear por la noche por la zona. Parece ser que los hipopótamos deambulan por la noche en busca de comida. Dicen que son los animales que causan más muertes en África.
Como llegamos al mediodía, después de almorzar, decidimos dar un paseo por el estuario al atardecer. Tomamos la Pelikaan St hasta llegar St Lucia Ski Boat Club, unos metros más allá encontramos un parking con un mercadillo local de souvenir y el lugar donde comienza una pasarela sobre el manglar y un lago. Pudimos ver una colonia de flamencos, pelícanos y otras aves acuáticas. El camino finaliza en una playa kilométrica de dunas cubiertas de vegetación. Numerosos carteles indican el peligro de los cocodrilos aunque no pudimos ver a ninguno.
Otro de los highlight es realizar una excursión en barco por el estuario para ver a los hipopótamos de cerca. Nosotros reservamos el tour a través del B&B, St Lucia Wetlands Guest House, con la empresa St Lucia Estuary Boat Cruise (200 rand 2019 p/p). Casi al final de la Mckenzie St, se encuentra el embarcadero. El bote de fondo plano y dos pisos, con capacidad media para unas 15 personas máximo, recorre durante 2 horas el estuario donde puedes ver a los hipopótamos en su hábitat a muy pocos metros, desde la seguridad que te ofrece el barco, aunque realmente yo tenía mis dudas, jajajaja…
También pudimos ver los cocodrilos del Nilo, (es su nombre común pero no significa que sean exclusivos de Egipto) y aves como el águila pescadora, garzas, diversos patos o el martín pescador y una multitud de pájaros.
Pero sin lugar a dudas, el hipopótamo es el rey del estuario. Remoloneando en el fango de la orilla, siempre rodeados de la familia, protegiendo a las crías o medio sumergidos sacando solo las orejitas, como periscopios en medio del agua, son unas criaturas deliciosas. En sus «bostezos» muestran su poderosos colmillos y suelen ser muy territoriales y agresivos. Un tour que se hace corto, tal vez lo mejor es hacerlo al atardecer cuando suelen salir a comer para mantener, las casi 3 toneladas de sus «barrilongos» cuerpos. Y es en esos momentos cuando se producen los rifirafes entre los machos por disputarse una zona del río o la comida con grandes bramidos.
Por último, visitamos la zona de las Orillas del Este y el Cabo Vidal, del parque de Isimangaliso (no incluida en la Wild Card, 51 p/p + 61 coche rands 2019). La entrada se realiza por la Bhangazi Gate, a 3 km del pueblo. La carretera siempre asfaltada permite paradas en varios miradores desde donde tenemos unas vistas espectaculares y lugares de observación perfectos. Recorrimos varios loop (desvíos de las rutas principales) Vlei, Dune, etc…Vale la pena descargarse los mapas de la página principal del parque (de pago) o adquirir uno en las tiendas de souvenirs. En cualquier caso, con la aplicación maps.me, para móvil es suficiente para localizar los puntos más interesante.
Un cartel nos indica el UMziki lookout trail. Un pequeño sendero asciende a través de un bosque costero hasta una plataforma de madera que haces las veces de mirador, desde donde se tienen unas vistas espectaculares sobre el lago de St Lucia, al oeste y sobre el océano Índico, al este. Donde se ven algunos surtidores que delatan la presencia de ballenas. Todo un espectáculo.
Nuevamente en el coche nos acercamos hasta Mission Rocks, una playa de rocas espectacular, donde si está la marea baja se forman piscinas naturales donde los turistas se suelen bañar aunque en nuestra visita el oleaje era intenso.
Por último llegamos al punto más alejado de la entrada, el Cabo Vidal, una espectacular playa kilométrica donde unos astutos monos casi nos roban el pinic improvisado que llevábamos. Pero valió la pena el riesgo porque disfrutamos del espectáculo de las ballenas desde la propia playa.
De regreso tomamos la Loop Road, una vía unidireccional que pasa por el lago Bhangazi. Desde alguno de sus miradores se pueden ver a los hipopótamos en las orillas. Continuamos por la carretera hasta llegar a la zona de Red Dunes donde de repente una explosión de vida se abría ante nuestros ojos, una multitud de cebras, búfalos, kudus, etc…vagaban sin rumbo fijo, pastando en las enormes praderas. Aunque nos advirtieron que era un camino frecuentado por leopardos no tuvimos suerte de ver alguno.
Sin previo aviso como salidos de la nada aparecieron dos rinocerontes negros, quedamos paralizados, tan sorprendidos como ellos, que a una prudente distancia no dejaban de mirarnos. Fue un momento magnifico, un duelo de miradas, a ver quien la mantenía más tiempo, hasta que el hechizo se rompió y siguieron sus camino.
Ya se acercaba el atardecer y el cielo se teñía de rojo y malva cuando llegamos al mirador de Catalina Bay, con unas vistas increíbles sobre al lago St Lucia. Aunque no se veían, oíamos muy cerca a los hipopótamos y sus bramidos entre los juncos de la orilla. Sin embargo si vimos sus siluetas regordetas recortadas contra la puesta de sol. Un fin de fiesta maravilloso.
Suazilandia, cara a cara con el Rinoceronte Blanco
Nos desplazamos hasta la frontera entre Sudáfrica y Suazilandia o eSuatini (su Rey Mswati III en 2018 le cambió el nombre), en el norte de KwaZulu Natal lo más cerca posible del paso fronterizo de Golela. Habíamos leído que el camino más corto para llegar al Parque Nacional del Kruger era atravesando en sentido norte Suazilandia y aprovechar para ver los rinocerontes blancos del Hlane Royal National Park. Nos alojamos en al Shayamoya Tiger Fishing and Game Lodge, situado en lo alto de una colina que domina un valle con vistas sobre el lago Jozini, las montañas Lebombo y la reserva de Pongola.
Disfrutamos del atardecer en unas cabañas en medio de jardines de cactus rodeados de animales y pájaros. La atracción principal del establecimiento es la pesca del pez tigre en el lago, aparte de otros games, (búsqueda de animales de caza), etc…
Por la mañana temprano nos dirigimos al paso fronterizo de Godela (Sudáfrica) – Lavumisa (Suazilandia) (abre de 7:00-17:00 h). No es necesario el visado, con el pasaporte es suficiente. Habíamos leído que era necesario el carnet internacional de conducir pero no nos lo pidieron, aunque si un permiso especial para cruzar la frontera con coche de alquiler, expedido en la oficina de alquiler aunque los precios pueden ser diferentes entre ellas. En la primera oficina te dan un papel con el que debes ir a una taquilla en el siguiente edificio y pagar R50 (se puede pagar en rands, en efectivo o con tarjeta). La anécdota fue cuando nos preguntaron que qué íbamos a visitar y cuando pronunciamos el nombre del parque, Hlane (jalane) se murieron de risa todos los empleados y nos dijeron que se pronunciaba (tane). A continuación ya con el sello en el pasaporte se continua hasta el paso fronterizo de Suazilandia, donde se mostrará el papel sellado y se podrá continuar. No encontramos cola y todo nos llevó menos de media hora. La moneda oficial es el lilangeni, que está siempre en paridad con el rand sudafricano. Se puede pagar con rands pero ¡ojo! que no hay reciprocidad.
No habíamos recorrido ni 5 km dentro de Suazilandia cuando de repente, quedamos impactados cuando en la carretera que pasa cerca de la reserva de Nisela Nature Reserve, vimos nuestra primera Jirafa, majestuosa, grácil, como levitando. Fue una sensación rara, no podíamos creer que apareciera ahí de repente, fue increíble.
Este pequeño país conserva más su identidad, de mayoría negra muestra una cultura local colorida y unos paisajes fabulosos pero las carreteras son horribles, recorrimos kilómetros y kilómetros por carreteras sin asfaltar, a medio construir, polvo y tierra y de repente un resalto sin avisar ( me recordó a México). Atravesamos varios poblados de chozas típicas circulares de adobe, el ganado campaba a sus anchas incluso en medio de la carretera, campos inmensos de caña de azúcar, y varias fábricas de refino de azúcar o de destilados de caña.
El Hlane Royal National Park (incluido en Wild card), la palabra Hlane, significa desierto y protege a elefantes, leones, antílopes y rinocerontes blancos, nuestro principal objetivo. Leímos que las cebras, ñús e impalas suelen entrar durante los meses secos de invierno, y hace poco introdujeron una población de leopardos. En los años 60 fue un coto de caza real. Visitamos el campamento de Ndlovu cerca de la puerta principal del parque, donde almorzamos antes de continuar la visita. Uno de sus mejores alicientes es que cuenta con una charca frecuentada por hipopótamos, elefantes y rinocerontes blancos además de muchísimas aves. El parque cuenta con una zona restringida para leones, a la que no se puede acceder por libre sino previo pago y acompañado de un Ranger. Obviamente nosotros hicimos el game por libre en nuestro propio coche.
La mayoría de las carreteras son de tierra y aunque muchas charcas estaban secas. Conseguimos nuestro objetivo que no era otro que ver desde bastante cerca los rinocerontes blancos. La mayoría iban en pareja aunque vimos alguna familia con un cría pero algo lejos. Las poblaciones de rinocerontes siguen sometidas a una enorme presión por la caza furtiva y el comercio ilegal. El cuerno de rinoceronte, suele utilizarse como un remedio milagroso en la medicina tradicional de China, Vietnam y otras partes de Asia. El rinoceronte blanco del norte, según la UICN, quedan unos 18 000, sin embargo, del rinoceronte negro, más pequeños y con el labio ganchudo, no cuadrado, solo quedan unos 5000 ejemplares y están clasificados como especie en peligro de extinción crítica.
Parque Nacional del Kruger, los Big Five
Entrar por primera vez en el parque es una sensación rara, ¡estás expectante!, no sabes lo que va a ocurrir en los próximos minutos, miras y miras entre la maleza, los matorrales, entre los árboles, en la ribera de los ríos y no vez nada o tú crees no ver nada. Agudizas la vista hasta que los ojos te duelen. Pero de pronto vez movimiento, primero gacelas, luego kudus, y de pronto todos los animales del arca de Noé están desfilando por delante de tu retina.
El objetivo principal son los Big Five, este termino corresponde a cinco animales, en concreto, al león africano, al rinoceronte negro, al elefante africano, al leopardo africano y al búfalo del Cabo. El termino fue cuñado por los cazadores que pensaban que estos cinco mamíferos eran los más peligrosos y los más difíciles de cazar a pie.
Desde luego el término anterior no se refiere a los animales más grandes, ni a los más escurridizos, ni siquiera a los más temibles o letales. Los seis días que pasamos en el parque nos ofrecieron innumerables estampas de una naturaleza implacable, paisajes imborrables en nuestra mente y una experiencia sobre todo del mundo animal que no pensábamos tener antes de iniciar este viaje. Para que disfruten como lo hemos hecho nosotros publicaremos una entrada específica del Parque Nacional del Kruger.
Ruta Panaroma
Con gran pesar dejamos atrás el parque nacional del Kruger por la puerta Numbi Gate en dirección a Graskop, pueblo maderero por excelencia que sería la población que elegimos para asaltar la Ruta Panorama. Lo mejor es dirigirte al punto más alejado de la ruta y luego ir bajando. Recuerden que en todos los lugares de la ruta se ha de pagar entrada (no incluida en la Wild Card).
Esta ruta comienza en la reserva natural de Blyde River Canyon (30 rands), a unos 137 km al norte cerca del macizo Drakensberg en la región de Mpumalanga. A lo largo de los últimos millones de años el río Blyde ha ido horadando el terreno formando una profunda hendidura de paredes rocosas casi verticales hasta formar el segundo cañón más largo de África, después del cañón del río Fish, en Namibia. Con una profundidad media en torno a los 762 metros. Las vistas son espectaculares, el río serpentea en un entorno pétreo, agreste, no apto para acrofóbicos o con vértigo. Al fondo se ve el embalse Blydepoort.
Continuamos ahora en dirección al sur por la carretera principal R532 que nos irá mostrando los impresionantes paisajes que la rodean. No tienes pérdida, numerosos carteles informativos te irán advirtiendo de los lugares de interés de la ruta. Llegamos al mirador Three Rondavels (15 rands), para ver unas formaciones rocosas de cuarcita y esquisto, resultados de la erosión, dando lugar a unas figuras caprichosas que los lugareños han comparado con la forma de las chozas típicas de los nativos, rondavels.
La siguiente parada es en Bourke´s Lukes Potholes (15 rands), unas espectaculares formaciones rocosas formadas por el agua en el punto en el que se unen los ríos Treur y Blyde. El paisaje alrededor es seco, árido, dominado por la piedra rojiza recuerda en algo a las gargantas del Dadés en Marruecos. Pequeños saltos de agua, puentes voladizos salvando las gargantas las famosas pozas (potholes). En algunas se ven monedas que brillan con el sol. El nombre le viene de un buscador de oro llamado Bourke que se declaró propietario de estas tierras de ahí la “La suerte de Bourke”.
El almuerzo lo hicimos en un lugar espectacular, a la vera del río del río Treuer, en Potluck Boskombuis. al aire libre, sin electricidad ni wifi, en unas destartaladas mesas, alguna con columpios y troncos para sentarte, probamos algunos platos típicos, el Potjie y el Bobotie. Increíble las vistas y el sonido del borboteo continuo del agua entre los cantos rodados pulidos y enormes como huevos prehistóricos.
Nos desviamos de la R532 para ver las Berlin Falls (15 rands), una cascada de unos casi 80 metros de caída.
Unos kilómetros más abajo encontramos las Lisbon Falls (10 rands), otra cascada, esta vez, la más alta de la región con sus 90 metros de caída.
Volviendo a la carretera principal tomamos la R534 para acercarnos hasta la ventana de Dios, God’s Window. Dejamos el coche en el parking, delante de las tiendas de souvenirs, y ascendemos unas escaleras de madera que atraviesa un bosque húmedo llevan a varios miradores con vista magníficas sobre el Lowveld (la baja sabana) cubierta de densos bosque que se extienden en todas direcciones hasta perderse en el horizonte y grandes pastizales.
Lo último de la ruta es el Pinnacle, una formidable formación rocosa de cuarcita de 30 metros de altura que en su día se elevó como resultado de una erupción desde el profundo barranco tallado por el río Ngwaritsane, formando la Garganta de Driekop, rodeada de una exuberante vegetación. Una pequeña cascada se puede ver desde la otra vertiente de la garganta.
Johannesburgo: La ciudad de oro
Habíamos leído en tantos blogs donde se advertía de la falta de seguridad en las calles de Johannesburgo que nos lo creímos. ¡¡Craso error!!. Para nada es una ciudad violenta y sin ley. Obviamente como en la mayoría de ciudades africanas has de evitar zonas comprometidas y no circular a altas horas de la noche. Tomamos un free tour con Jozi Free Walking Tours durante la mañana porque nuestro vuelo a Madrid salía a las 19:00 h. Después de hablar con la guía de nuestro tour nos quedó mucha pena no visitar Soweto y el Museo del Apartheid.
El punto de reunión es el City Perk Café, en el 70 de Fox Street en Marshalltown, así aprovechamos y desayunamos mientras esperamos a Sethu la guía del paraguas marrón. El paseo discurre al principio por Main Street, el histórico distrito minero de la ciudad, un museo al aire libre. Hay que saber que Johannesburgo en zulú; significa, lugar de oro. Fue fundada en 1886 tras el descubrimiento de oro en las colinas de Witwatersrand, aunque las minas más cercanas ya se han agotado existe un comercio a gran escala de oro y diamantes.
Continuamos por la Corte de Magistrados y la Chancellor House, el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica que en 1952, Nelson Mandela abrió con su amigo Oliver Tambo, en frente se levanta la escultura de Shadow Boxer , de Nelson Mandela. en su pedestal figura la frase: «En el ring, la edad, el color y la riqueza son irrelevantes».
Ahora dejando atrás la zona de Little India, algo deprimida, nos dirigimos al centro financiero de la capital pasando por la Gandhi Square, pocos recuerdan que vivió y ejerció como abogado en Johannesburgo. Pasamos por una zona de mercadillo donde nos advirtieron que esta si era una zona algo conflictiva pero en grupo íbamos seguros.
Continuamos por la Rissik St en dirección al City Hall, de estilo eduardiano construido en 1914, con un pórtico de columnas jónicas y una torre con una entrada de media cúpula, giramos en Albertina Sisulu Rd, hasta la plaza Beyers Naudé, lugar que ocupó el primer mercado de la ciudad. Se levanta un cenotafio en honor a los caídos en I GM y frente a la Biblioteca pública, se erige una estatua de una mujer con una pancarta que dice: «La democracia es diálogo«. La mayoría de los edificios de oficinas permanece vacíos, algunos habitados por okupas no dijo la guía.
Después de 1 h 45 min. terminamos el tour a pie, nos hubiese gustado visitar otras zonas más alejadas de la ciudad como la zona de Newton Precinct que alberga tres teatros, dos galerías de arte y un mercado muy concurrido, el Carlton Centre Office Tower, con vistas de todo Jozi, Constitution Hill donde está la cárcel donde recluyeron a Nelson Mandela y Gandhi entre otros, Sandton para ver la estatua de 6 m de Nelson Mandela o el Estadio Soccer City donde España ganó el Mundial de fútbol de 2008. Pero el tráfico en el centro era horrible y tardamos más de 1 hora y media en llegar al aeropuerto Internacional Oliver Reginald Tambo, justo para entregar el coche y hacer el chek in para España. Hasta el próximo viaje¡¡¡¡¡¡
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