Leí en algún blog de viaje que: Creta huele a tierra y sol, a olivo y verduras frescas, huele a raki y mar. No es mala la definición pensé. También es verdad que muchas de las islas del Mediterráneo podrían describirse así. A veces es difícil describir con palabras la belleza, los sentimientos, etc. y no hay mejor realidad que la que vives en ese momento. En nuestro viaje por Creta nos acercaremos a la ciudad costera de Retimno o Rethymnon, donde ha quedado patente la huella del pueblo veneciano y exploraremos algunos enclaves del Centro y Sur de la isla. El interior montañoso es muy conocido por sus abundantes viñedos y uno de los monasterios más interesantes de la isla, Moni Arkadiou. El sur está dominado por la llanura de Messará, una de las zonas más fértiles de Creta, lo que la ha convertido en un importante centro de producción agrícola sin olvidar los yacimientos arqueológicos como de Festo o Gortina y playas como la de Kommos o Matala, antiguo asentamiento hippie.
Retimno, la Venecia Griega

La ciudad te deja perplejo con su arquitectura medieval y sus vestigios venecianos y turcos. Situada en una amplia bahía poco profunda y una playa urbanita. Nombrada con diferente etimología (Rétino, Retimno, Rethymnon…), de origen minoico, tuvo su mayor esplendor en la Edad Media con el dominio veneciano. Hoy en día destaca por sus calles llenas de color y su ambiente festivo, y una animada vida nocturna.



Poner un pie en la ciudad es sentirse vigilado por la sombra de su magnifica Fortaleza Veneciana que se alza en la colina de Palaiokastro, lugar donde antiguamente se levantaba la Acrópolis. Fue construida durante el periodo de dominación veneciana en 1571, consta de cuatro bastiones y tres puertas, y dentro de sus murallas se encuentra la mezquita Ibrahim Han, que originalmente era la catedral veneciana. La entrada se realiza por la puerta de Oriente, una majestuosa arcada que da paso al interior, es un lugar perfecto para contemplar las puestas de sol.
El centro de Retimno es una telaraña de estrechas callejuelas peatonales, embellecidas con coloridas flores, combinando las características orientales del período turco con la arquitectura veneciana de estilo renacentista que resalta aún más durante la noche gracias a su cuidada iluminación. El centro histórico está lleno de cafeterías, tabernas y tiendas con productos locales.

En este paseo nos encontramos en la plaza Platanou, o Plaza Petihaki con la Fuente Rimondi construida en 1626 por el gobernador de la ciudad Rimondi, durante el periodo veneciano. En una pared están encastradas cuatro columnas con capiteles corintios, donde el agua borbotea por tres mascarones de piedra labrada con forma de león, el icono de Venecia.

Cerca encontramos la Porta Guora, también llamada Megali Porta (Puerta Grande) fue la puerta central de la ciudad fortificada y es el único resto que queda de su primera muralla y la que une el casco antiguo con la ciudad moderna.

En la plaza Mikrasiaton, se levanta un templo musulmán, la Mezquita de Neratzes del s. XVII , que en tiempos venecianos fue una iglesia en honor a Santa María y posteriormente Monasterio Agustino, hasta que en 1657, con la conquista turca, se convirtió en mezquita, dotándola con el minarete más alto de la ciudad. En la actualidad, el edificio se dedica a la promoción del arte y se realizan eventos culturales.

En el centro, en la esquina Paleologou y calle Arkadiou se encuentra la Lotzia o Loggia veneciana del siglo XVI, era un lugar de encuentro de la nobleza veneciana y los funcionarios. Hoy es una tienda de arte arqueológico.
En el deambular por la ciudad se puede disfrutar de algunas iglesias como la de San Francisco, antiguamente templo principal del monasterio de la Orden de Franciscana, la de los Cuatro Martires, dedicado a los mártires Aggelis, Manouilo, Georgios y Nikolaos, ejecutados por los turcos en 1824, la de Ntra. Sra. de los Ángeles, en plena ciudad vieja o la Catedral o Iglesia Metropolitana, con su torre campanario separada.




Dejamos para el final lo mejor, sin lugar a dudas, el Puerto Viejo o Puerto Veneciano, rodeado por fachadas coloridas y cerrado por un Faro. Fue aquí donde la ciudad comenzó su desarrollo económico hacia el año 1300. Hacia el este se abre la playa y el malecón.




Hoy el puerto ha sido tomado por tabernas y restaurantes donde degustar típicos platos de la cocina cretense regado por un delicioso vino tinto y finalizar, como no, con el tsikoudia o raki, un licor procedente de la uva, mientras vemos como se mecen los palos de los veleros atracados en el puerto.
El Centro de Creta





Hora de tomar el coche y visitar el Centro de Creta. Comenzamos por el cercano pueblo de montaña llamado Argiroupoli, enclavado en plena naturaleza entre los ríos Mousselas y Petres, rodeado por exuberantes vergeles, manantiales y cascadas. Con muchos vestigios medievales en su pequeño casco, donde destaca los restos de un Mosaico Romano, s. III a.C., posiblemente perteneció a una de las estancias de los baños públicos romanos. También una antigua Puerta Veneciana en piedra con una enigmática inscripción, que reza; Omnia Mundi Fumus et Umbra, que significa: todos somos humo y sombra.
Cerca del pueblo encontramos un lugar idílico, un bosque tupido por el que mana un manantial de agua entre pequeños saltos que forman cascadas. Se puede visitar un pequeño santuario, Agia Dynami, excavado en la roca. Hay varios restaurantes, aquí llamados tavernas, que ofrecen carnes y pescados, en especial truchas.


A unos pocos kilómetros hacia el este se encuentra el Lago Kournas, con un perímetro de 3,5 km es el único lago de agua dulce de toda Creta. Es una zona muy visitada por el turismo local y hay multitud de Tavernas y alquiler de canoas, barcas e hidropedales. Aunque hay una zona de reserva natural en el lado suroeste.


Seguimos en la zona Central, atravesando una meseta cubierta por viñedos, olivos y bosques, para llegar al Monasterio de Arkadi, cerca de la montaña sagrada de Psiloritis, donde la mitología, sitúa el lugar donde Zeus fue criado. El monasterio es del s. XVI, periodo veneciano, aunque la iglesia fue destruida por los otomanos en1866, fue reconstruida posteriormente. Desde el exterior, el recinto tiene forma de cuadrilátero, casi rectangular que le da una apariencia de fortaleza. En el interior se puede contemplar un gran patio, en el que, el centro lo ocupa la iglesia.



La iglesia es conocida como Katholikon, y está dedicada a la transfiguración del Salvador, a San Constantino y a Santa Helena. Está constituida por dos naves de estilo claramente renacentista, aunque reúne elementos tanto románicos como barrocos. En la fachada destaca el estilo corintio de sus columnas y sus altos pináculos.
Aparte de la iglesia se visitan otros edificios y salas, todos dedicados a la vida diaria de los monjes, unidos entre sí por un amplio jardín. Por lo tanto, podemos identificar entre otros elementos: bodegas, almacenes, claustros, habitaciones para los monjes, la abadía, cocinas, el famoso árbol con una bala incrustada y el trágico polvorín, donde se sacrificaron los supervivientes al asedio al que los turcos los habían sometido. En la actualidad es un santuario nacional en honor a los que resistieron por la libertad de Creta y cada 8 de noviembre se conmemora la tragedia que sucedió dentro de los muros del monasterio.
La zona Sur, ciudades minoicas y playas

Ponemos rumbo hacia el sur, sin dejar la meseta de Messará, nos dirigimos a la ciudad minoica de Festo, o Phaistos. La elegimos antes que Gravina por estar mas cerca de nuestro recorrido por el sur y por ser el segundo mayor yacimiento de Creta después de Knossos. Además está considerado como el mejor conservado, ya que puede contemplarse tal y como lo concibieron los minoicos en su día.
El Palacio de Festo, los discos indescifrados

Este palacio data de entre 1650-1400 a.C y es el segundo construido en el mismo lugar, tras ser destruido el primero a causa de un terremoto o cataclismo. Los restos comienzan a ser estudiados en el año 1.884 d.C. por los arqueólogos Federico Halbherr y A. Taramelli de la Escuela de Arqueología Italiana. El ticket lo puedes adquirir en el web virtual o en la taquilla.

Se accede por la zona alta del noroeste, a un patio empedrado, seguramente dedicado a festejos. Una escalera en el lado norte da acceso al palacio.





Alrededor de este patio central rectangular se organizaban las áreas funcionales, incluyendo almacenes, salas de función religiosa y salas ceremoniales. En un extremo del patio se encuentran ocho gradas de veintidós metros de largo. Se supone que el público se sentaba en las gradas para ver espectáculos de taurocatapsia (personas, hombres o mujeres, saltando por encima de los cuernos de un toro) o ceremonias religiosas. Al suroeste del patio se puede ver todo un complejo de almacenes y grandes silos.
A continuación encontramos un gran patio central, flanqueado por columnas que debían sostener un tejado. El suelo empedrado se conserva en buen estado. Era el centro de la actividad social y política del palacio. Nos acercamos a los aposentos reales, en la parte más al norte del palacio hay unas estancias que se han identificado como los aposentos reales, a los que se han denominado el megarón de la reina y del rey. Ambas estancias destacan por el tamaño de las mismas y por su profusa arquitectura, identificándose restos de pórticos, pozos luminosos y grandes puertas. Muy cerca se encontraron los famosos discos de Festos, con inscripciones que hasta día de hoy (2022) no se han descifrado.
Playa de Matala, el espíritu del flower power

Muy cerca encontramos el pueblo de pescadores de Matala, que adquirió fama entre los años 60 y 70 como lugar predilecto de los hippies. Con una playa situada en la bahía de Messará, de aguas tranquilas y arena dorada, es el mismo lugar donde, según la mitología griega, llegó Zeus a su orilla en forma de toro y con Europa a sus espaldas.





La mitad de la playa está bordeada de tamariscos, y en el lado derecho se alzan los impresionantes acantilados de roca arenisca, donde podemos apreciar las famosas cuevas de Matala. Habitadas desde la prehistoria, también fueron usadas como tumbas en la época del imperio romano y como catacumbas por los cristianos. Algunas de estas cuevas se deben a un fenómeno natural pero otras tantas fueron excavadas y talladas para convertirlas en auténticos alojamientos. Hasta que el gobierno griego decidió proteger su patrimonio y expulso a la colonia hippie que las había ocupado.



Todavía el pueblo añora aquellos tiempos y en sus calles podemos ver los grafitis, murales en el suelo, tiendas de artesanías y muchos dicen que ven las sombras de Bob Dylan, Joan Baez, Johnny Mitchell o Cat Stevens que se enamoraron de este precioso enclave. Nosotros solo nos bebimos un par de cervezas y la alucinación no dio para tanto.
Playa de Kommos, el viento por bandera

Como último destino del sur visitamos y nos dimos un buen chapuzón en la playa de Kommos, una kilométrica playa de arena dorada, donde la mayor parte del tiempo sopla el viento lo que la hace ideal para ese tipo de deportes, como el kitesurf, windsurf, etc…


Con mucho pesar dejamos algunos lugares del sur de Creta sin visitar, ya sea por falta de tiempo o por difícil acceso, como la caminata por la Garganta de Samariá Gorgea de 6 horas, el pueblo de Loutro solo accesible por mar, o la playa de Preveli, al final de una impresionante garganta, Kurtaliótiko, por la que circula agua todo el año. En cualquier caso siempre se puede volver…o no?
07/11/2022 at 18:32
Volvería a Creta mil veces!😍😍
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07/11/2022 at 19:01
Unas fotos preciosas y una muy interesante explicación. Me encanta!
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