Una ciudad donde alucinar, donde el cuello te queda dolorido por mirar hacia arriba, donde todo es esplendor, arte, cultura en letras mayúsculas. Desde hace mucho tiempo queríamos visitar esta zona de Italia, pero por una causa u otra no habíamos tenido ocasión y no nos defraudó. A Ravenna se la nombra como la ciudad de los mosaicos que se remontan a los s. V y VI.

Rávena se encuentra en la llanura nororiental de la Romaña, cerca del mar Adriático. Posiblemente de origen Etrusco, tras la muerte de Teodosio I (395 d.C.), el último emperador del Imperio Romano, éste se divido entre sus dos hijos, Arcadio que gobernaría en Oriente y Honorio que lo haría en Occidente. Fue este último el que traslado la capital del mundo romano a Ravenna (del 402 al 476 d.C.) ante el empuje de los godos. Así la ciudad creció en monumentos paleocristianos y posteriormente en bizantinos a lo largo de esa fecha, de los que aun, hoy en día nos sorprenden por su magnificencia y belleza.

La Estación Central de trenes se encuentra muy cerca del centro histórico de la ciudad, como en la mayoría de las ciudades italianas. Por eso usamos el tren como vehículo de transporte. Ravena se encuentra a 1 h y 20 min de Bolonia, nuestra ciudad base para descubrir esta región. Hay un ticket conjunto (10,50 €2022) para la visita de 5 de los 8 monumentos declarados Patrimonio de la Unesco, La Basílica de San Vitale, el Mausoleo de Galla Placidia, la Basílica de San Apollinarie Novo, el Baptisterio Neoniano y el Museo Arcivescovile.

1. Baptisterio Arriano

Comenzamos nuestra visita al salir de la estación de trenes de Ravenna por la viale Farini hacia el Baptisterio Arriano, erigido por el rey ostrogodo Teodorico el Grande a finales del siglo V, seguidor de la doctrina cristiana arrianismo, considerada posteriormente como herejía por la iglesia Católica. Tiene forma octogonal y en el interior hay cúpula con mosaicos, que representa el bautismo de Jesús por San Juan Bautista, rodeados por los doce apóstoles.

2. Mausoleo de Galla Placidia

Callejeamos hasta llegar al Mausoleo dedicado a Galla Placidia, hermana del emperador Honorio. Fue construido aproximadamente en el 430 d.C., tiene planta con forma de cruz griega. Los esplendidos y coloridos mosaicos son de los más antiguos de la ciudad y marcan la transición entre el arte paleocristiano y el bizantino. Destacan sobre todo los techos de la basílica, que simulan un cielo estrellado. Se dice que le mausoleo inspiró la canción “Night and Day de Cole Porter.

3. Basílica San Vitale

A dos pasos se levanta la Iglesia de San Vitale,  tiene la consideración de Basílica menor, y es el máximo exponente del arte bizantino. Se comenzó a construir en época ostrogoda alrededor del año 530 y fue finalizada y consagrada en el 547 por deseo del emperador Justiniano.

De planta octogonal y construcción en ladrillos, fue concebida como iglesia martyrium, y pese a su austera arquitectura posee en su interior magníficos mosaicos y bien conservados. En ellos se representan escenas del Antiguo Testamento y del emperador Justiniano y la emperatriz Teodora, aunque el emperador nunca llegó a verlos.

Se accede al templo por un nártex descentrado que da paso a una sala de oración de planta central, con un doble anillo octogonal formado por el deambulatorio sobre el que se dispone la tribuna, sostenida por pilastras que delimitan un oratorio circular cubierto por una cúpula semiesférica

Si bien, la decoración de la iglesia está parcialmente dañada, la parte del ábside y del presbiterio se conserva en su estado original. Primero, un arco a la entrada de la bóveda donde se aprecia, en el centro, la imagen de Cristo y alrededor en círculos los 12 apóstoles y los santos Gervasio y Protasio, hijos de San Vital de Milán. Al fondo de la bóveda, en el techo, hay un mosaico dorado con la imagen de un Cristo de aspecto helenístico sentado sobre el globo terráqueo; a su derecha destaca la imagen de San Vital que está recibiendo una corona y a su izquierda el arzobispo Ecclesio. Sin lugar a dudas en uno de esos monumentos que te dejan el cuello dolorido, el alma en un puño y la respiración contenida, hasta que con fuerza expulsas el aire y te dedicas a recorrer con la mirada tanta exquisitez, y se te agolpan en la mente infinidad de preguntas de lo que estás disfrutando en ese momento.

4. Grafitti Dante

En la Via Giuseppe Pasolini, te das de bruces con el colorido graffiti de Edurdo Kobra, el artista brasileño de arte urbano de fama mundial. Representa el rostro de Dante, en el que destaca su sello de identidad, el trazo cromático.

5. Baptisterio Neoniano

Nos dirigimos ahora hacia el Baptisterio Neoniano que se encuentra en un pequeño parque junto al Palacio arzobispal y a la Catedral Metropolitana. Fue concluido por el obispo Neon a finales del siglo V, de ahí su nombre. También se lo denominan Baptisterio ortodoxo, en referencia a los cristianos de la “recta doctrina” en contraposición a la “herejía arriana”. Es el más antiguo de los ocho monumentos inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 1996 de la ciudad.

La estructura es de planta centralizada octogonal, en ladrillos y arcadas ciegas. Esta sobriedad contrasta con el refinado interior. Donde destaca su cúpula central, en cuyos mosaicos se representa a San Juan Bautista bautizando a Jesús en las aguas del río Jordán y a su alrededor los 12 apóstoles. El baptisterio tiene una pila octogonal monumental, utilizada para bautizar a los fieles mediante la inmersión total en el agua.

6. Catedral de la Resurrección de Jesucristo y Capilla de San Andrea

Solo pudimos disfrutar del exterior de la Catedral Metropolitana, también llamada de la Resurrección de Ntro. Sr. Jesucristo porque estaba cerrada al mediodía. Es un edificio de estilo barroco del s. XVIII que se construyó sobre la demolida Basílica Ursiana del s. V. Mantiene un campanario cilíndrico del s. X separado del edificio principal.

El otro monumento emblemático es la Capilla Arzobispal o Capilla de San Andrea que se encuentra en el interior del Museo Arzobispal, del que destaca la cátedra del obispo Maximiano, un trono realizado en marfil esculpido, de mediados del siglo VI. El estilo del trono es una mezcla de arte paleocristiano y de la primera edad de oro del arte bizantino.

7. Iglesia de San Francisco, Tumba y Museo de Dante

La Basílica de San Francisco es importante porque aquí fue donde se celebraron los funerales por el poeta Dante Alighieri, en 1321 y donde en un principio descansaron sus restos. Esta iglesia después de muchas variaciones arquitectónicas a lo largo del tiempo, entre los años 1918 y 1921, con motivo del sexto centenario de la muerte de Dante, la iglesia fue restaurada radicalmente, eliminando todos los añadidos barrocos y acercándola a su aspecto original. Por cierto, debajo del altar de San Francisco está la cripta. Consta de tres naves cubiertas con bóvedas cruzadas y soportadas por columnas, en el suelo hay mosaicos antiguos. Al estar por debajo del nivel del mar está inundada y parece una especie de aljibe en el que nadan peces. A mi me recordó la Cisterna Basílica de Estambul, también de periodo bizantino, mandada a construir por Justiniano I.

Al lado izquierdo de la iglesia hay un pequeño jardín y el llamado Quadraco di Braccioforte, un antiguo oratorio en cuyo interior se encuentran dos sarcófagos del siglo V, protegidos por una verja de hierro forjado realizada por Umberto Bellotto. En el jardín hay un pequeño montículo de tierra cubierto de hiedra, donde en una placa reza; «Bajo este montículo descansaron seguros los huesos de Dante del 23 de marzo de 1944 al 19 de diciembre de 1945«. .

Justo detrás del oratorio encontramos la Tumba de Dante, donde siempre reina un silencio respetuoso a pesar de los cientos de turistas y guías con sus explicaciones. Construida entre 1780 y 1781, en estilo neoclásico, según un proyecto del arquitecto Camillo Morigia. En el interior se conserva el arca sepulcral que contiene los huesos de Dante con el bajorrelieve del escultor Pietro Lombardo. Solo se puede ver el exterior. Como curiosidad decir que la campana que se encuentra en el jardín toca 13 veces todos los días cuando se cierra el mausoleo como homenaje al escritor que murió un día 13 de Septiembre. La casa de Dante y el Museo también están aledaños.

8. Plaza del Pueblo y Teatro Comunale Alighieri

La Plaza del Pueblo se remonta a finales del siglo XIII y en ella se concentran algunos de los edificios más importantes de Ravenna, como el Ayuntamiento que ocupa dos edificios adyacentes el Palazzetto Veneziano y el Palazzo Comunale o Palazzo Merlato, unidos por una bóveda, llamada Cavalcavia. El primero fue construido por los venecianos como sede de sus gobernadores algunos años después de la conquista de la ciudad. El segundo fue construido entre finales del siglo XVII y XVIII. Delante se alzan dos columnas erigidas en 1483 de estilo veneciano y que muestran las estatuas de San Vitale y San Apollinare, patrón de la ciudad.

A un par de manzanas en la plaza Garibaldi se encuentra el Teatro Dante Alighieri, se construyó entre los años 1838 y 1852 en estilo neoclásico. Con una fachada monumental hacia la plaza y una más sencilla hacia la via Mariani.

9. LA BASÍLICA DE SAN APOLINAR Y EL PALACIO DE TEODORICO

Este templo originalmente se consagró al culto arriano, al ser construido por orden del rey ostrogodo Teodorico el Grande en el año 505; tras la conquista bizantina (540) fue habilitado para el culto católico. En el exterior observamos una fachada a dos aguas con una torre campanario de forma cilíndrica, todo en ladrillo. El interior es de planta basilical con tres naves separadas por arquerías sobre columnas, precedidas por un pórtico (nártex) y dotada con un iconostasio ante el presbiterio. A la izquierda de la nave central aparece la Procesión de Vírgenes, para culminar esta procesión, los Reyes Magos se postran ante la Virgen, mientras los arcángeles custodian al niño Jesús. Aquí podemos observar los nombres de los Reyes Magos escritos por primera vez, y no sería hasta el s. XV d. C., para que el rey Baltasar aparezca con la tez negra, en representación de las tres razas mayoritarias conocidas, Melchor encarnará a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.

Al lado de la basílica está el palacio de Teodorico, un edificio de ladrillo construido entre los s. V-VI. Ahora reducido a unas pocas ruinas, entre las que se conserva la fachada, de composición simétrica basada en arcos y columnas monolíticas de mármol. Muchos de sus ornamentos fueron retirados después de la conquista bizantina, en el año 540 y otros en época de Carlomagno que obtuvo permiso del papa Adriano I para arrancar los mármoles y pavimentos del palacio para decorar su propio Palacio de Aquisgrán.

10. Rocca Brancaleone

Por último, visitamos lo que queda de una Fortaleza construida en el siglo XV por los venecianos y que hoy alberga uno de los parques de la ciudad. Nos quedó mucha pena de no poder visitar la Biblioteca Classense, por estar cerrada. Ubicada en un antiguo monasterio, sus salas no solo contienen codex, incunables, cartografías, y volúmenes y volúmenes de libros antiguos sino que en las paredes de sus galerías hay infinitud de obras de arte colgadas. Otros monumentos como la Basílica de Sant´Apollinare in Classe o el Mausoleo de Teodorico, no los visitamos por estar demasiado lejos o apartado del centro. Siempre habrá otra oportunidad de volver a esta maravillosa ciudad.