La zona Este de Creta es también conocida como Lassithi o Lasiti, esta región se enorgullece de tener un entorno natural intacto a diferencia del Oeste, que está mucho más desarrollado turísticamente. Playas tranquilas de aguas cristalinas y costas bañadas por aguas de un azul intenso, conviven con pequeños centros turísticos costeros con pintorescos pueblos de montaña, impresionantes desfiladeros, monasterios tradicionales y una profusa vegetación tropical, además de ruinas, muchas ruinas minoicas. El paisaje se ve alterado por dos elementos, uno son los molinos de viento y el otro, las kri-kri (Capra aegagrus creticus) una subespecie de cabra salvaje endémica de la isla.

Dejando la capital de la isla atrás, Heraklion, pusimos rumbo al pueblo principal, capital de la región de Lassithi y base para conocerla, Agios Nikolaos, San Nicolás. Pero antes hicimos varias paradas ineludibles, que recomiendo, si viajas hacia esa región.





Nos detuvimos en uno de los centros turísticos en desarrollo, Malia y sus playas, desde la playa Central, casi urbana hasta la más alejada, la playa de Potamos que te lleva directamente a uno de los tesoros arqueológicos del lugar, el palacio minoico de Malia, donde se encontró la famosa joya de la abeja de Malia. En la misma playa se puede ver los restos de un antiguo muelle, un humedal y zona de dunas. Después de un chapuzón en esta playa de arenas doradas y aguas transparentes, con duchas, vestidores y sobre todo la taberna Kalyva, donde tomarte una cerveza bien fría, kalamari y greek salad, mientras disfrutas del sol y el azul del mar. ¡Estás en el paraíso o se le acerca bastante!.
Continuamos hasta el cercano Monasterio de San Jorge Selinaris (s. XIII), encajado en el corazón de la garganta del mismo nombre. Los cretenses consideran mala suerte cruzar el cañón sin detenerse. Según la tradición, un monje de Rodas, llamado Nikolaos, encontró el icono de San Jorge y construyó una pequeña cueva en la cima del monte Anavlohos, donde fue enterrado, ahora una gran cruz señala el lugar. Posteriormente se construyó la iglesia y el monasterio. Durante el periodo Otomano, se intentó destruir el monasterio, como lo demuestran las tres balas que se han clavado en el antiguo icono de San Jorge, que también se considera milagroso y lugar de peregrinación.
Seguimos nuestro periplo acercándonos hasta el pueblo de Mílatos, cerca del cual se encuentra la llamada Cueva de Mílatos, ubicada en una garganta a unos 3 km al noreste del pueblo, contiene restos del periodo neolítico, como decoraciones litográficas. En 1823, durante la guerra de independencia de Grecia, unos 1000 habitantes del lugar se refugiaron en la cueva. El ejército del Imperio Otomano, dirigido por Hassan Pasha, asedió la cueva y ante la negativa de rendición, prendieron fuego a la entrada de la cueva, el humo obligó a los ocupantes de la cueva a salir y los otomanos masacraron a hombres, mujeres y niños. En homenaje a los fallecidos, se realizó una inscripción en la entrada de la cueva y se construyó una capilla y un osario. Un sendero cuesta arriba conduce a la entrada de la cueva (10-15 minutos a pie) y es necesario disponer de linterna.

Finalmente llegamos a Agios Nikolaos, en la bahía de Mirabello, capital de la prefectura de Lasithi. Es un pueblo tradicional muy marinero. Uno de los mejores lugares de la ciudad es el lago Voulismeni que está enlazado al mar por un canal. La leyenda dice que el lago no tiene fondo y que las diosas Atenea y Artemisa se bañaban bajo la luz de la luna, lejos de las miradas indiscretas de los mortales. Está rodeado de rocas rojizas y árboles, restos del cráter volcánico que lo originó.
El puerto, junto con el paseo marítimo, está repleto de agradables cafés y restaurantes. Hay un gran movimiento de embarcaciones de recreo y se organizan muchas excursiones por mar, destacan dos esculturas; El cuerno de Amalthia, que simboliza el cuerno de la cabra que amamantó a Zeus y el Rapto de Europa, que encarna el rapto de la princesa Europa por Zeus en forma de toro. Muy cerca se abre una pequeña playa de arena dorada y aguas cristalinas, Kitroplatia. Otros lugares que visitar son la Catedral de Agia Triada o los museos de Arqueología y el de Floklore.



Nuestra primera excursión desde Agios Nicolaos la hicimos al pueblo de Elounda, a 12 km en dirección oeste, por una carretera de cornisa desde la que se tienen unas impresionantes vistas de la bahía de Mirabello. Su pequeño pueblo de pescadores, Plaka, está rodeado de montañas y domina la isla de Spinalonga y la península de Kolikithia. Destaca la Iglesia de los Santos Constantino y Elena, su playa de arena oscura, el puerto y el paseo marítimo.







Paseamos desde el puerto en dirección este hacia las ruinas sumergidas y visibles de la antigua ciudad Olous (3500 a 4000 a.C). Coloridos bares, cafés y restaurantes de terrazas con vistas al mar, llevan directamente a la taberna Ferryman, (aquí filmaron la serie inglesa de TV «Who Pays the Ferryman). Una calzada une el istmo con la península de Kolokitha. Vimos los antiguos molinos de viento, y algo más alejados las ruinas de una basílica paleocristiana del s. V, que no se podían visitar en ese momento.




En el puerto zarpan cada 30 min pequeñas embarcaciones de madera hacia la isla Spinalonga, que tardan 20 minutos i/v con una duración de 70 minutos en la isla por 12€(2022)/p. En la isla, la entrada a la fortaleza Veneciana es de 8€(2022)/p. del siglo XVI. Las isla estaba unida al la península de Koplokitha hasta que el s XVI, los venecianos que ocupaban Creta, la separaron y la fortificaron construyendo una fortaleza. A pesar de todo, Spinalonga terminó cayendo en manos de los otomanos en el año 1715. Pero en 1904 los griegos expulsaron a los turcos y desde 1913 se convirtió en una colonia de leprosos que servía a toda Grecia. Cientos de leprosos vivieron y murieron aquí, aislados hasta julio de 1957.
En un paseo de aproximadamente una hora se puede circunvalar la isla y ver los edificios mas interesantes aunque hay que subir por caminos escarpados y luego descender por estrechas escaleras de peldaños de piedras desgastados por el clima y el paso del tiempo. Las vistas son increíbles desde los diferentes torreones, en algunos puntos azota el viento que viene del mar sintiendo su inmensidad. Realmente es una visita que merece la pena, te encoge el corazón de tanta belleza salvaje.




La segunda excursión la hicimos hacia el oeste de la isla, la zona más agreste, salvaje y autentica de Creta. Paramos en la playa de Voulisma, al borde de un acantilado, se extiende una franja de arena dorada frente al mar de aguas cristalinas de color turquesa. Nos dimos un buen chapuzón y continuamos nuestro itinerario.







Continuamos pegados a la costa, aunque en algunos tramos, la carreta nos adentraba en el interior, caracoleando ascendiendo y descendiendo para volver a la costa. Las vistas sobre el mar son increíbles. Vemos muchos puestos de vendedores de frutas y productos artesanales a lo largo de la carreta cubierta por adelfas en muchos puntos del recorrido. Por supuesto, los icónicos molinos de viento no podían faltar en esta travesía. Dejamos atrás núcleos arqueológicos minoicos como el de Gournia, o ciudades como la de Sitía, antes de llegar a nuestro destino la playa de Vai.

De forma inesperada nos encontramos con una manada de cabras salvajes, las Kri-Kri, pelaje marrón claro con una banda más oscura alrededor del cuello y los cuernos hacia atrás de la cabeza. Mansamente pastaban algunos brotes verdes en los áridos espacios o descansaban al borde la carreta ajenas al poco tráfico que se paraba para tomar una instantánea como si supieran que iban a ser inmortalizadas. Hoy en día siguen amenazadas por su caza ilegal y el cruce con cabras domésticas.







La playa de Vai vista desde un promontorio cercano te deja perplejo. Es una vista única. Una extensa playa de arena fina en el único bosque de palmeras de dátiles existente en el continente europeo. Un lugar especial y extremadamente tropical. Las aguas son increíblemente transparentes y limpias. Un verdadero paraíso.
Este Palmeral natural se extiende a lo largo de 250 km2 y consta de unas 5 mil palmeras, siendo el mayor bosque de palmeras conocido en toda Europa. Cuenta la leyenda que surgió con la visita de comerciantes fenicios que, alimentándose de dátiles, tiraron su semilla en estos lugares. Sea como fuere te deja perplejo de la existencia de este lugar en un terreno tan inhóspito y extremo. Sin lugar a dudas una de las visitas imprescindibles en Creta.
03/10/2022 at 16:56
Viajazo. Lugares paradisíacos, comida y bebida exquisita. Inmejorable compañero de viaje!
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03/10/2022 at 17:17
Unos lugares preciosos con historia y muy buenas explicaciones.
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03/10/2022 at 21:42
Descripción bien detallada de una zona de la isla con mucha historia y bellos paisajes que invitan a ser visitados.
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05/10/2022 at 14:22
Qué guapo el viaje!!!
Tengo que ir
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29/10/2022 at 18:37
Reblogueó esto en Blog de mis amores.
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