Continuamos nuestro periplo por el norte de Marruecos, bordeando su costa atlántica, siempre con el azul infinito del océano a nuestra izquierda y el verde del fértil del valle a nuestra derecha, en dirección a nuestro siguiente destino Asilah (Assilah o Arcila). Su historia se remonta a la época de los cartaginenses, luego cayó en manos de los romanos y pasó a ser poblada por los íberos. Asediada por los portugueses que construyeron su actual recinto amurallado, para pasar posteriormente a mano de los españoles en distintas épocas, hasta la independencia de este país en 1956.

La ciudad antigua está rodeada por las murallas que fueron construidas por Alfonso V de Portugal en el siglo XV en forma de paralelogramo. La Medina es un entramado irregular de calles y de casitas blancas, salpicado por el azul y el verde de sus puertas, cuya tranquilad es rota por la llamada a la oración, el sonido de mar y el ir y venir de los turistas. Entramos a la Medina amurallada por la puerta Bab El Kasbah, al noreste, rodeada de jardines.


Tras pasar la puerta encontramos la Mezquita Kebir, o Gran Mezquita, con su alto alminar octogonal, siguen restaurándola desde nuestra última visita en 2012. Frente a ella está el Centro Hasan II de encuentros internacionales, construido sobre un antiguo acuartelamiento español, de bonito y moderno diseño que alberga exposiciones y otras manifestaciones culturales.






En seguida se accede a la plaza de Sidi Ali Ben Hamdush, a un lado la muralla y la Torre El Kamra, de 1509, que tuvo un origen defensivo y fue construida por portugueses que ocuparon el lugar en 1471, al otro las viviendas y comercios de la Medina. Junto a la torre la Puerta del mar, que hoy lleva al aparcamiento del puerto. Adosada a élla, la pequeña mezquita Bab El Bahar, usada como templo católico por los portugueses.




Continuamos pegados a la muralla construida por Alfonso V rey de Portugal dejando atrás las antiguas escuelas españolas, ahora bajo reforma son colegios marroquíes. Desde las murallas tenemos unas espectaculares vistas de la cala o playa de los Cañones muy frecuentada por los locales.





Continuamos y atravesamos un soportal que da acceso a una pequeña plaza que alberga el Palacio de Raisuni, donde se encuentra el Mussel Cultural, bonito edificio de amplios salones y patios decorados al estilo andalusí, tiene unas amplias cristaleras que dan al mar.




Continuamos por el paseo de las murallas hasta llegar al mirador de la Krikiya o Caraquia, unas escaleras nos permiten acceder a la torre o Borg, no tiene pérdida, suele haber músicos tocando ritmos africanos. Las vistas son espectaculares, en un radio de 180 grados puedes apreciar las murallas casi desde el mar y las playas. Seguro que sería un lugar perfecto para las puesta de sol.


Debajo del bastión se advierte el patio del Mausoleo de Sidi Ahmed al Mansur, famoso por vencer a los portugueses en la Batalla de los Tres Reyes o Alcázar Kébir, donde murió el rey de Portugal, Sebastián I y el de Marruecos, Abu Marwan Abd al-Malik, y a él lo nombrarían Saadi, Sultán de Marruecos. En el patio se pueden observar varias tumbas con azulejos de loza desgastados por los años. Es una pena que haya tanta basura.






Dejamos la periferia y nos adentrarnos en la Medina, callejeando, lo mejor es vagar sin rumbo, incluso perderse, vemos multitud de tiendas de productos artesanales: lámparas, las típicas alfombras, toda clase de cerámica, artículos de piel; bolsos, zapatos, etc…Aunque para los obsesos de las compras hay una calle que no se deben perder, la calle Comercio o de Al-Kharazine. Realmente el cambio, desde nuestra última visita en 2012, es espectacular, se ha remozado el pavimento y encalado de blanco las casas, con especial atención al color de puertas y ventanas, generalmente azul y verde. Ha aumentado el numero de riads o B&B en el interior de la Medina y todavía se ven reformas.
Una de las curiosidades que llama la atención en la Medina son los murales de arte urbano. Es una de las actividades que se desarrollan en el Festival Cultural Moussem de Asilah, una de las reuniones culturales más famosas del Norte de África. Se cursan invitaciones a escritores, pintores, músicos y bailarines que participan en muchos talleres, demostraciones de arte público, conciertos y exposiciones durante todo el mes (julio-agosto), tanto nacionales como internacionales. Cada año las pinturas de la edición anterior desparecen bajo las nuevas, solo algunas sobreviven por su relevancia.






Dejamos la Medina por la puerta Bab el-Homar, o puerta Tierra, abierta bajo una torre, con el escudo de armas del rey de Portugal. Fuera está el zoco Ahfir y una zona de restaurantes populares en la Avd. Ibn Batouta. Dejamos el último torreón Borj Assilli, justo al lado del pequeño mausoleo del morabito Sidi Meftah y frente al restaurante Casa Pepe (1923), uno de los emblemáticos de Asilah, descendientes de los españoles afincados durante el protectorado. Dejamos atrás Asilah con el buen sabor de boca de los manjares degustados y seguimos rumbo al norte.

Continuamos hacia el norte pegados a la costa atlántica disfrutando de un sin fin de playas y pequeños complejos turísticos. Nunca habíamos viajado en Agosto a Marruecos y nos sorprendió el enorme gentío que abarrotaba las playas, caravanas de coche aparcados en los bordes de la carretera y arenales para disfrutar del océano. Playas como la de Akwas Briech, o la de Tahadar, en la misma desembocadura de este río.
Las Cuevas de Hércules
Nuestra siguiente parada fue las Cuevas de Hércules, inundadas por olas de turistas marroquíes en su mayoría. A pesar del caos pudimos aparcar en un parking cercano. La leyenda cuenta que Hércules (Heracles para los griegos) pernoctó en esta cueva antes de llevar a cabo su undécimo trabajo en el que debía robar las manzanas del jardín de las Hespérides, de ahí su nombre. La cueva es el resultado de la erosión del mar y el viento y la mano del hombre cuya huella se puede ver claramente en las paredes, las formaciones resultantes por la extracción de piedras . Tiene dos aberturas, una desde tierra y otra desde el mar, que vista desde ese punto tiene la forma del continente africano. La entrada son 6€ (2022) por ese dinero no vale la pena su interior, se ve en 2 minutos, además coincidió en día festivo y el lugar estaba muy masificado. En cualquier caso todo son experiencias de las que aprender.
El Cabo Espartel





Unos cuantos kilómetros mas al norte encontramos el cabo Espartel. Este cabo se sitúa justo donde comienza el estrecho de Gibraltar cuando se navega desde el Océano Atlántico, justo hay un cartel que indica el punto de unión imaginario de las aguas del Océano Atlántico y del Mar Mediterráneo. Los alrededores forman parte de un parque de Reserva Natural, donde también hay un Faro (1864) mandado a construir por el sultán Mohammed IV. Nuestro siguiente destino nos espera…la ciudad de Tánger.
21/09/2022 at 18:17
Precioso y sorprendente el norte de Marruecos!😍😍
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21/09/2022 at 18:30
Lo visité hace 9 años y es una zona espectacular. Todo Marruecos me encantó. Volvería de nuevo.
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24/09/2022 at 09:46
Muy interesante. Un país con muchos lugares bonitos para visitar.
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29/10/2022 at 18:38
Reblogueó esto en Blog de mis amores.
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