Este viaje comenzó hace 32 años. Sí, parece mentira que haya pasado tanto tiempo pero así son las cosas. Rodaba el año 1987, hacía un año que habíamos comenzado a viajar por Europa, usando el interail, ¡qué viajes aquellos!, viajes a 150 (mil pelas), o el nombre de este blog, cuyo origen relato en INICIO. Pues ese año habíamos decidido, el amigo Manolo, Rosi, su hermano Jorge y yo, viajar por distintas ciudades de Francia, Italia, Yugoslavia, Grecia, Checoslovaquia, Austria y Suiza. Teníamos los visados de entrada pero algo sucedió, el de Rumanía se traspapelo y no lo encontrábamos. Por miedo a que no nos dejaran entrar al país, en aquellos años la cosa era sería, decidimos no entrar. Al final encontramos el dichoso papelito pero ya fue tarde.
Ahora 32 años más tarde hemos regresado a cumplir un sueño que aún permanecía intacto en nuestra retina, el Castillo de Drácula, sí suena un poco cutre, lo sé, pero teníamos 26 años, vivíamos en estas islas, alejadas y lejanas del continente europeo, el esfuerzo económico, era brutal, sufragado unos con las clases particulares otros con el primer sueldo. Caja de bocadillos para los primeros 2 o 3 días y latas (sardinas, atún, carne merida, salchichas, sopas de sobre, arroz, espaguetis, etc.)., las mochilas iban a tope…ja,ja,ja.

Teníamos una semana, la Semana Santa, de viernes a viernes para recorrer aquellos lugares más emblemáticos y también los más cercanos. Ya que descubrimos que las carreteras rumanas están atestadas de vehículos de carga de todo tipo y las colas en las entradas o salidas de las ciudades con más interés pueden hacerte desesperar. Mucha paciencia y atención a los conductores rumanos que no son los mejores de Europa.
Volamos desde el aeropuerto TFS, dejando el coche en el parking de AENA, con la compañía Wizz air, en vuelo directo (5:30 h) a la capital rumana, Bucarest cuya diferencia horaria respecto a Canarias es de UTC+3 h. La moneada el RON; 1€ (2019) = 4,75 RON (leu rumano). El idioma es el rumano que pertenece a las lenguas romances. Limita con Hungría y Serbia al oeste, Ucrania y Moldavia al noreste y al este, y Bulgaria al sur, tiene salida al mar Negro. Me resultó curioso que se formara como país en 1887 y desde 2007 es miembro de la UE. Llegamos al aeropuerto internacional Henri Coandă a las 2:00 am y recogimos el coche alquilado por Rentalcars a la compañía Premiun rent. Bajo una intensa lluvia llegamos al apartamento alquilado a través de Booking (Studio Central Smardan 18-Old Town) en Bucarest eran las 3 am.
ITINERARIO POR RUMANÍA
Nuestro itinerario comenzará en la ciudad de Bucarest a la que le dedicamos un día. La ciudad está inmersa en una continua reconstrucción, se ven obras de restauración, limpieza y modernización por todos lados. Lo primero que nos llamó la atención fue su parecido con París, grandes bulevares, ajardinados, plazas de rotondas inmensas con fuentes elegantes y edificios con reminiscencia de palacios y palacetes modernistas y neoclásicos en estilos art Decó o art Noveau. Pero si hay un edificio emblemático, ese es, la «casa del pueblo» o Parlamento de Bucarest, una obra faraónica iniciada por el dictador Ceaucescu. Tiene la fama de ser el segundo edificio administrativo más grande del mundo después del Pentágono.
Justo enfrente del Parlamento comienza el Bulevar Unirii (Bulevar de la Unidad), que atraviesa Piata Unirii. Su diseño intenta imitar la Avenida de los Campos Elíseos de París. Para construir este lugar Ceaucescus ordenó que se demolieran varios barrios de la parte alta de la ciudad con un total de doce iglesias, dos sinagogas, tres monasterios y más de 7.000 casas del casco antiguo. El edificio hoy en día continua sin finalizarse.
Al otro lado de la plaza está el barrio de Lipscani o casco antiguo de Bucarest. En la Strada Franceză se levanta lo poco que queda del Palatul Voievodal y Curtea Veche, o el Palacio del Principado y Corte Vieja, mandado a construir por Mircea el Viejo a finales del s XV, una fortaleza en la ribera del río Dâmbovița. Estaban en plena investigación arqueológica y estaba todo vallado, ni siquiera pudimos hacer la foto del busto de Vlad Tepes el Emplador que se encuentra en el recinto. Muy cerca se levanta la iglesia ortodoxa de la Antigua Corte o MIhai Voda, dedicada a San Antón, construida en 1559 es el edificio religioso más antiguo sin reformas.
Otra de las iglesias ortodoxas más emblemática y antiguo monasterio de monjas se encuentra en la calle Stavropoleos, la Biserica Stavropoleos. La iglesia fue construida en 1724 en estilo brâncovenesc, aunque ha sufrido diferentes remodelaciones, la última debida al terremoto de 1977. Guarda una biblioteca de 8000 libros de teología, música bizantina, arte e historia.
La calle termina en la calea Victoriei, pero antes pasaremos por delante de otro templo, pero esta vez gastronómico, el Caru cu bere, se trata de la primera cervecería de Bucarest, fundada en 1879 y con una decoración neogótica.
Durante muchos años el lugar de reunión de intelectuales y pensadores, ahora un restaurante muy visitado.
De frente vemos el Palacio CEC (Casa de Economii și Consemnațiuni) y en frente el Museo Nacional de Historia, antiguo Palacio de Correos. Construido en 1892 en un estilo ecléctico, es rectangular con un gran porche en un sótano alto y tres pisos superiores. La fachada de piedra cuenta con un pórtico sostenido por 10 columnas dóricas y una plataforma que consta de 12 escalones que abarcan la longitud del edificio.
Siguiendo por la calea Victorei llegamos al pasaje Macca Vilacrosse, con forma de herradura se divide en dos partes, cuyo nombre viene de los apellidos de ambos, el de un mercader y el de un arquitecto catalán. La cúpula de cristales de colores es magnifica y está todo lleno de bares y restaurantes, en un ambiente relajado, donde se fuma en nargile.
En esta zona podemos encontrar varios edificios notables, como Museo del Banco Nacional de Rumanía o el Palacio de la Cámara de Comercio. Entre las calles Selari, Smardan y alrededores se concentra la zona de copas y marcha del casco viejo, también ayuda que la Universidad esté cerca. Es la mejor zona para alojarse, por la noche los locales encienden sus luces y la zona se llena de gente joven y hay un gran ambiente festivo.
Si nos alejamos del barrio viejo podemos ver diferentes plazas de gran importancia simbólica en los años recientes, como la Piata Revolutiei o plaza de la revolución, desde donde el dictador daba sus discursos, edificios como la Ópera Nacional, o el Ateneo Rumano. Un poco más alejado el Arcul de Triumf (Arco de Triunfo) que conmemora a los héroes nacionales de la guerra de independencia y de la I GM, aunque se ha reconstruido varias veces. También se puede disfrutar de paseos relajados por los diferentes parque de la ciudad, el Herastrau o el Cismigiu son dos ejemplos.
Por último, de la Piața Unirii o plaza de la Unión, sale la calle Aleea Dealul Metropoliei que sube a una de las pocas y pequeñas colinas de Bucarest y en lo alto de esta colina está la Catedral Ortodoxa Rumana y el Palacio del Patriarcado, ejemplo del estilo arquitectónico brâncovenesc. Se fundó a mediados del siglo XVII bajo las órdenes de Constantin Șerban Basarad, príncipe de Valaquia. En la iglesia ortodoxa, cada país tiene a su propio patriarca que es la máxima autoridad eclesial.
En su interior debemos contemplar el techo con sus tres cúpulas y cuatro torres, cada una de las cuales presenta una cruz sencilla en la parte superior. Hay una gran variedad de frescos de estilo bizantino que decoran los arcos de la nave central: son obra del artista rumano Dimitrie Belizarie, que las pintó en los años treinta, y muestran diferentes escenas de la Biblia. Lo único que debes hacer es mirar hacía arriba y quedarás boquiabierto con la belleza de los frescos.
Continuamos nuestra ruta hacia el siguiente día…
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