La niebla desparramaba su lechoso manto por el verdor de la selva, una humedad que se podía cortar con un cuchillo nos envolvía y empapaba, la ropa se pegaba al cuerpo y la sensación de agobio era evidente. Avanzábamos despacio, con cuidado, vigilando todo lo que se movía a nuestro alrededor, el camino serpenteaba entre la masa espesa de vegetación, la luz se filtraba como un crisol por la copa de los árboles, de repente sin aviso, sin indicaciones, de forma abrupta ante tus ojos aparece una pirámide, cuyos escalones se alzan reverentes al cielo, se nota el paso del tiempo, derrumbes aquí y allá pero en general se mantiene firme, ascendemos hasta su cumbre, con gran dificultad…la vista es maravillosa, la selva se extiende en 360º a tu alrededor, engulléndolo todo. Estamos en Calakmul.

Esta entrada no es un manual de historia, pero la descripción de las visitas a los centros arqueológicos se realizará en orden cronológico a la aparición de los diferentes pueblos del Periodo Preclásico, 2400 aC, datados según los restos de cerámicas. En cualquier caso hay una gran controversia entre los propio científicos y una gran mezcolanza entre las diferentes culturas que cohabitaron, lucharon entre sí y algunas desaparecieron por causas aún no resueltas. Lo que aumenta así el misterio, la intriga y sobre todo nuestra imaginación.

La primera cultura que abordaremos es la Olmeca (1200-400 aC) habitó en la zona costera de los estados de Veracruz y Tabasco, extendiéndose por el interior hasta alcanzar el altiplano central. A éllos, se les atribuye el sistema más antiguo de escritura de América y un calendario del cual derivan los de las demás culturas mexicanas. Si bien no pudimos visitar uno de sus yacimientos más importantes, La Venta, si que pudimos ver algunos de sus elementos arquitectónicos más representativos como son las cabezas Olmecas. Son colosales de 20 toneladas, talladas en bloques de piedra basáltica, carecen de cuerpo y representan un tipo de raza negra con labios gruesos, nariz ancha y plana con el ceño fruncido; lo cual confiere mayor enigma pues representa una raza que no existía en todo el continente americano.

Cerca de Ciudad de México a 48 km en dirección norte se encuentra la ciudad de Tenochtitlán, conocida como La Ciudad de los Dioses, construida hace aproximadamente 2.000 años, se desconoce cuál era la identidad étnica de sus primeros habitantes. Fueron los Mexicas o Aztecas los que dieron nombre a esta ciudad construida por una civilización anterior a ellos y que ya se encontraba en ruinas cuando la vieron por primera vez.

Al área del yacimiento (264 ha) se puede acceder (65 mxn/pp) por varias puertas a las que puedes llegar en coche. Un pequeño paseo te obliga a pasar por delante de las tiendas de souvenir. Sin darte cuenta tus ojos quedan fijos en la impresionante Pirámide del Sol, mientras tus pies pisan los muros de las edificaciones que rodean la llamada Calzada de los Muertos, un eje norte-sur de 2 km de largo por 40 metros de ancho. Los valientes, todos menos yo, ascendieron los 260 escalones que los llevaron hasta los 65 metros de su cima, me contaron que las vistas del valle y de la ciudad eran impresionantes.

La calzada te lleva hasta la Plaza de la Luna, un recinto rodeado por varios templos en cuyo centro hay un altar con desagües y en frente la Pirámide de la Luna, con sus 42 mts de altura.

En la esquina suroeste de la plaza se levanta el Templo Quetzalpapalotl o de la Mariposas (en legua nahuatl quetzalli-papalólt mariposa-quetzal, mariposa de plumas o mariposa preciosa). Una gran escalera custodiada por dos animales mitológicos da acceso a un gran vestíbulo con pilares y pinturas en las paredes con elementos acuáticos.

En el Patio de los Pilares las columnas de piedra están profusamente talladas con aves mitológicas de frente y perfil, limitadas por ojos, cuentas, caracoles, plumas o elementos flamígeros.
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En un nivel inferior hay otra construcción cercana es el Patio de los Jaguares, se trata de un patio rodeado por aposentos en cuyos muros se encuentran vestigios de pintura mural, que representan jaguares, con grandes penachos de plumas, tocando un caracol marino enmarcados por símbolos del año y del dios Tláloc. Por último, un túnel da acceso al Templo de los Caracoles Emplumados que se encuentra oculto bajo el Palacio de Quetzalpapalolt, una plataforma decorada con pinturas murales donde se representan pericos verdes, de cuyos picos cae agua que va a dar a una flor amarilla, quizá la del maíz, y un templo en cuya puerta se observan relieves de piedra de caracoles con plumas, de ahí su nombre.

A sólo 10 km de la ciudad de Oxaca encaramada en un cerro que domina todo el valle se alza majestuosa la ciudad de Monte Alban (500 aC-800 dC) de origen muy incierto, aunque entroncada con Teotihuacán, habitada primero por zapotecos y, finalmente, por los mixtecos. Se da un aire, solo un aire a Manchu Pichu, con una gran plaza central en forma rectangular (200×300) y a su alrededor se levantan los principales edificios.

Una vereda te lleva hasta el Juego de Pelota Grande dicen que se practicaba golpeando la pelota con la cadera, codos y rodillas. Los jugadores hacían pasar la pelota de un lado a otro; los muros inclinados ubicados a los lados de la cancha hacían que la pelota regresara al campo de juego.

Caminamos por la gran plaza hacia el sur, una gran alfombra verde, se suceden varios edificios en el lado derecho, destacan el Palacio, y el Adoratorio con un estanque interior, hacia el centro de la plaza hay un edificio que termina en punta de flecha que denominan el Observatorio Astronómico, en sus paredes exteriores hay unas cincuenta lápidas que registran las conquistas realizadas sobre otros pueblos.

La Plataforma Sur cierra el recinto, en su base hay unas estelas con glifos propios de la escritura zapoteca. Los valientes de la familia ascendieron la escalinata de 40 mts de ancho que conduce a un patio y a dos basamentos piramidales, desde su cima hay una perfecta vista de todo el complejo.

Volviendo ahora en dirección norte vemos el Edificio L o de los Danzantes formado por un patio central de planta cuadrangular delimitado por varias habitaciones, se encuentra recubierto de numerosas estelas en las que se encuentran representaciones de personajes acompañados de glifos calendáricos y antroponímicos. Todos los personajes representados son masculinos, están desnudos, la mayoría son obesos, de nariz ancha y labios gruesos, se atribuye influencia de la cultura Olmeca.

Finalmente ascendemos al complejo de edificaciones de la Plataforma Norte por unas escaleras de 42 mts de ancho que llevan a un basamento con columnas de 2 mts desde el cual se ve el Patio Hundido, un patio de 50 mts, con un altar central a 3 mts de profundidad. Lo rodean varios edificios ceremoniales, algunos bastante deteriorados, destaca el Templo de las dos Columnas y varias tumbas a las que no se puede acceder.
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