Decidimos hacer de Monterosso al Mare nuestro cuartel general, por tener más infraestructuras que los demás pueblos; hoteles, restaurantes, farmacias, bancos, etc… y pasamos 4 noches en el Hotel “A Ca Da Vaniglia, a pocos pasos de la calle principal, c/ Roma, donde sus dueños tienen la “Enoteca Internazionale” y daban los desayunos. Su dueña muy amable nos regaló dos tarjeta del Parque Nacional (14,5 €), que te da derecho por un día, a la entrada al parque (trekking) y el uso ilimitado del tren entre los 5 pueblos y la Spezia.

Monterosso al Mare, se encuentra en el centro de un golfo natural, protegido por un pequeño arrecife artificial. La ciudad fue nombrada por primera vez en un documento fechado en el año 1056, aunque desde el año600 ya había asentamientos por esta zona. Se divide en dos sectores: una parte antigua y una parte moderna  comunicados a través de un túnel escavado en la roca.

La economía local se basa principalmente en el turismo y actividades relacionadas. En la características terrazas donde se cultiva la vid, con la producción de vinos de gran calidad (la sciacchetrà) y la actividad pesquera, sobre todo a la anchoa. También son muy famosos sus limoneros y los productos derivados (limonchello, etc..).
La parte nueva denominada Fegina, con arquitectura moderna, da la bienvenida a los turistas que llegan en tren. Dominada por un paseo marítimo que protege una playa de arena. En esta parte se encuentra la estatua del gigante Dios Neptuno. Situada al final del paseo de la playa, es una escultura de 14 metros de alto, realizada en hormigón armado por Arrigo Minerbi y por el ingeniero Levacher en el año 1910. Los bombardeos de la II Guerra Mundialdestruyeron la espléndida villa de la familia Pastine, a la cual pertenecíay una marejada en 1966 casi la derriba.
En la parte contraria se encuentra la estación de tren y la calle nos lleva hasta la entrada al túnel que comunica con la ciudad antigua. En esta parte de la playa se encuentra un farallón al que muchos turistas se encaraman para hacerse fotos y un bunker de la II Guerra Mundial. Han construido un paseo por el exterior del promontorio que divide la bahía en dos, desde el cuál se tienen unas vistas preciosas.
El sector antiguo es solo peatonal y conserva las características autóctonas de la región, con callejuelas empedradas estrechas, porticados en piedra y  negocios que ofrecen al visitante productos típicos. En esta parte, destaca la majestuosidad arquitectónica de su iglesia que está situada en la plaza principal frente al puerto donde atracan las barcas de los pescadores.
Una vez visitado la parte moderna debemos comenzar nuestra visita por la Plaza Don Giovanni Minzoni, limitada a la derecha, por la playa y las vías del tren y a la izquierda por una fuente y unos soportales característicos de la arquitectura de la región. A la izquierda vemos la Plaza Garibaldi y al fondo en naranja, el edificio del ayuntamiento.
Volviendo a la calle principal, c/ Roma, encontramos la iglesia de San Juan Bautista, que se remonta al año 1244 y tiene tres naves con costados divergentes hasta el ábside. Sobre la fachada, alternados por piedra blanca y verde, resalta un maravilloso florón horadado, obra de Mateo y Pietro de Campiglioy una puerta monumental con arco ojival. Resulta muy interesante el Campanario en piedra verde, originariamente fue torre de defensa.
En frente se encuentra El Oratorio de los Neri o «Mortis et Orationis», de origen barroco y construido en el siglo s.XVI. El oratorio pertenece a una organización fraternal que data de la Contrarreforma. La misión de esta sociedad era la de cuidar a las viudas pobres y los huérfanos y velar por los funerales de náufragos y pescadores. El símbolo de la organización es un cráneo y la bandera pirata con un reloj de arena. En su interior se guardan asientos originales con signos de la muerte grabados y la talla de Santo Antonio Abate.
Siguiendo la c/ Roma, que realmente era el antiguo barranco. Hoy en día ha sido cubierto, aunque en algunos tramos han dejado unas rejillas por las que se ve y oye el agua circulando. En esta calle se concentran las tascas y negocios relacionados con el vino, así como, la mayoría de los hoteles, B&B y tiendas de souvenirs. También destacan las antiguas mansiones con sus jardines repletos de limoneros y sus coloridas flores, todo esta cuidado al detalle para embellecer este pueblo.

A partir de aquí lo mejor es perderse por su callejuelas, no son tantas, en la parte derecha de la calle principal se encuentra el Oratorio de los Disciplinantes de Santa Cruz o de los Bianchi, s. XVII, destaca en su interior un órgano dieciochesco, magnifico y un coro valioso.

Si ahora tomamos las calles que ascienden en escalones, a la izquierda de la principal, cerca del Oratorio de los Neri, encontrarás preciosas casas antiguas y unas vistas magnificas de la ciudad, la bahía y sobre todo de los campos de cultivos en terrazas encaramadas en la montaña.
Continuando el sendero pegados a una alta tapia hasta encontrar unas escaleras que dan entrada al Monasterio de los Agustinos, levantado en el s. XVII sobre la colina de Santo Cristóforo, que guarda en el interior de la iglesia una tela, atribuida a Van Dick, que representa la Crucifixión; y unas obras de diferentes de artistas ligures.
Si se sigue el camino se llega hasta el Cementerioen lo más alto de la colina, desde donde tenemos una preciosa vita de la campiña, con sus viñedos y frutales y del pueblo encajonado en el barranco que discurre hasta el mar, abriéndose a la bahía. Destaca sobre todo el cultivo de la vid.
Volviendo sobre nuestros pasos y continuando el sendero se llega a un mirador sobre ambas ensenadas, y vigilados de cerca por la estatua de San Francisco de Asís, se tienen unas maravillosas vistas del mar batiendo sobre la costa ligure. A nuestra espalda queda el Castrum, o la antigua fortaleza medieval, la mayor parte de las antiguas defensas, que incluían tres puertas y trece torres fueron destruidas, solo quedan tres Torres, entre las que domina la Torre Aurora del siglo XVI ahora destinada a alojamiento.
La otra gran atracción de Monterosso es el pateo (trekking), hasta el siguiente pueblo Vernazza, unos 3,5 km, muy bien señalizado, perfecto para familias con niños y muy seguro, el sendero es ancho y protegido por balaustradas de madera en los puntos más expuestos. Se puede iniciar en la Plza. D. Giovanni Minzoni, próxima al puerto,  tomamos la pequeña calle peatonal que conduce al hotel Roca Porto. Una señal a la derecha nos indica la dirección que debemos tomar. La ruta comienza con una escalera empinada y una larga travesía entre viñedos y huertos de cítricos donde debemos realizar varios descansos.
Luego el sendero llanea, pero en algunas partes es muy estrecho y sin protección en el lado del mar. En otras, el sendero se  amplía y siempre se puede disfrutar de unas maravillosas vistas sobre el mar. El sendero pasa sobre un puente de piedra antigua. Una mirada hacia atrás permite ver las vistas del pueblo de donde hemos salido, Monterosso al Mare .
Cuando el camino comienza a bajar, las vistas de Vernazzate dejan sin aliento. Nos encontramos con números turistas que hacen el camino contrario, con sus rostros crispados por el esfuerzo de la subido. Mientras nos acercamos se comienza a vislumbrar a lo lejos el pueblo de Vernazza.  El pueblito está encajonado, como todos los de esta región, entre la ladera de dos montañas, terminando en un pequeño puerto de pesquero.
El camino continúa descendiendo entre campos de  olivos, frutales, vides y todo tipo de cultivos. Nos llamó mucho la atención una especie de vagoneta, con railes tipo cremallera, que se usa en la recolección de la vid. Finalmente el camino entra en la ciudad.

El pueblo está organizado a ambos lados de una calle principal, que es la que vertebra el comercio y la vida cotidiana.  Se abren infinitud de callejuelas estrechas que conducen a las zonas más altas y apartadas del pueblo por unos escalones infinitos. Destaca el elegante estilo de sus casas, sus colores intensos, decoradas con formas de torres, galerías abiertas, arcadas refinadas y puertas elaboradas.

La principal atracción del pueblo es su encantadora iglesia románica, Santa Margherita di Antiochia, pegada al mar, desde su interior se oye el batir de las olas contra sus muros. Una torre octogonal  nace desde la zona del ábside, ascendiendo hasta los 40 metros de altura. Construida en 1318 sobre los cimientos de una estructura del s. XI. Según cuenta la leyenda, unos pescadores en la playa se encontraron una pequeña caja de madera que contenía los huesos de un dedo de la mano de Santa Margherita.
En su interior, una escalera en piedra da acceso a la nave central y a dos pasillos. Algo oscura debido a la construcción en piedra caliza negra, se vislumbran algunas pinturas del s. XVII, algunas cruces procesionales y un maravilloso tabernáculo gótico del s. XV.
En el lado derecho del puerto pesquero se eleva el Bastión Belforte,  cuadrangular, está situado justo debajo del Castello de los Doria, cerca de la boca del puerto. Si seguimos ascendiendo, al final de unas escaleras, encontraremos el castillo y su torre circular, desde donde se pueden disfrutar de unas vistas panorámicas maravillosas. Construido a mediados del s. XV, principalmente para proteger la aldea de los piratas.
En el lado derecho del puerto pesquero se eleva el Bastión Belforte,  cuadrangular, está situado justo debajo del Castello de los Doria, cerca de la boca del puerto. Si seguimos ascendiendo, al final de unas escaleras, encontraremos el castillo y su torre circular, desde donde se pueden disfrutar de unas vistas panorámicas maravillosas. Construido a mediados del s. XV, principalmente para proteger la aldea de los pirata
Desde el castillo podemos ver El Torreón,  en el camino hacia Corniglia, se remonta al s. XVI y se encuentra en el jardín de los “Padri Riformati Minori di San Francesco”. Antiguamente aquí empezaban las murallas del casco antiguo de Vernazza.
Al otro lado del Castello se veía las ruinas de un convento y un cementerio y decidimos ir a dar una vuelta por esta zona. Como todo aquí, cuando te apartas de la calle principal, te encuentras con escaleras de piedra antigua que asciende hacia la montaña con casas abigarradas y estrechas. No pudimos entrar en las ruinas ni en en el cementerio por estar cerrado, pero disfrutamos del paseo y de las vistas.

Nuevamente en la c/ Roma, disfrutamos de esta arteria principal del pueblo que engulle a miles de turistas que bajan del tren, directos a disfrutar de la artesanía y productos que se exponen en los diferentes locales de la calle. Ya caía la tarde y decidimos sentarnos como los mayores del pueblo a disfrutar de un gelatto y ver pasar a los grupos de turistas con sus guía, preocupados por si falta algún díscolo, de regreso a su circuito organizado. Al última hora regresamos a Monterosso muy satisfechos de como había ido el día…mañana visitaríamos Corniglia y Manrola.