El día ha amanecido realmente soleado para una caminata por el Parque Rural de Anaga. La ruta elegida será; Cruz del Carmen el Batán,  forma parte del Sendero PR TF-11. Esta caminata es fácil aunque siempre en descenso, incluso en algunos tramos el desnivel es alto, sólo cerca del Batánhay algunos tramos expuestos y no aptos para personas con vértigo, sin embargo vimos a un extranjero cargando con su hijo de 1 año a la espalda.

La herramienta del Gobierno de Canarias, IDECanarias visor 3.0, nos permite visualizar los mapas topográficos con gran cantidad de información sobre los lugares de la ruta que vamos a realizar. También en wikiloc se pueden encontrar rutas para el gps si dispones de uno. Voy a dar por sentado que todos sabemos cómo llegar a la Cruz del Carmen.

 
Comenzamos en la  parte izquierda del bar, donde hay una señal que indican los kilómetros y el destino. Seguimos la pista asfaltada, hasta alcanzar una valla de hierro y continuamos ahora por una pista de tierra dejando a nuestra izquierda una bifurcación que indica la ruta de la “Hija Cambada”.

 
La pista discurre entre Brezos (Erica arbórea)y Fayas, (Myrica faya) formando un pasillo vegetal frondoso, a ambos lados florecen Helecheras (Pteridium aquilinum), Morgallanas (Ranunculus cortusifolius) y Follaos (Viburnum rigidum). Continuamos hasta encontrar un letrero que nos indica: PR TF-11 Batan 4 km.

 
El sendero desciende en pendiente hacia la zona conocida como Cabezo de Zápata (983 m), se atraviesa un frondoso bosque donde podemos ver Fayas (Myrica faya), Laureles o Loros (Laurus azorica), Viñatigos (Persea indica) y Tilos (Ocotea foetens), vamos la típica flora de la laurisilva y además diferentes especies del sotobosque; como Helecheras (Pteridium aquilinum), Capitanas (Phyllis nobla), Mato Blanco (Senecio appendiculatus) algunos Bejeques (Aeonium canariensis) y por supuesto por todas partes la hiedra canaria (Hedera canariensis). En su parte final encontramos una escalera de troncos que nos deja paso a la pista forestal de las Hiedras.

 
Unos metros a la izquierda, una señal del PRnos indica la dirección del sendero que debemos tomar, este vuelve a descender, esta vez por el Lomo de los Sanguinillos. En algunos tramos entre la vegetación se distinguen algunas casas dispersas en la ladera contraria al barranco que vamos descendiendo, se denomina Lomo del Viñátigo. En el último tramo hay que estar más atentos ya que el desnivel es mayor y el sendero discurre en zig-zag antes de llegar a la Pista forestal Lomo de los Dragos, también encontramos otra escalera de troncos.

 
Aquí se gira a la derecha y a unos 30 m caminando por la pista encontramos una pequeña escalera de piedra por la que accedemos hasta llegar al cauce del Barranco de El Río. En esta zona abundan los poleos (Mentha pulegium), cardos (Galactites tomentosa), tederas (Bituminaria bituminosa), Cerrajillas Piconas (Sonchus asper), brezos (Erica arborea), malfuradas (Hypericum glandulosum), helecheras (Pteridium aquilinum), zarzas (Rubís bollei), bejeques (Aeonium ciliatum). El sendero baja zigzagueante a medio camino del fondo nos encontrarnos con un ejemplar gigante de Eucaliptus (Eucalyptus globulus) desde su base se nos ofrece una vista panorámica del barranco y del Caserío de el Batán.

 
Pasamos junto a una casa ruinosa en estado de total abandono, rodeada de vegetación. Continuamos bajando y acercándonos al fondo del barranco. En esta época del año el barranco hace honor a su nombre, el Rioy baja con un aceptable caudal de agua cuyo rumor no acampanará casi hasta el final. Comenzamos a ver pequeñas huertas con naranjos y almendros. Finalmente hemos de cruzar el cauce del barranco y luego remontar por unas rocas hacia la vertiente contraria.

 La senda sigue su curso paralela a dicho barranco, ahora aumenta el número de huertas dedicadas al cultivo y árboles frutales. Junto al sendero pasamos por una pequeña casa excavada en la roca, el camino asciende hasta unas casas, aquí el firme está cementado y da acceso a un puente que cruza el barranco y  nos llevaría hasta el túnel de la Hoya del Durazno, lo evitamos y seguimos por el borde del barranco, de repente el camino queda segado por un cañaveral dónde un padre y sus hijos hacían acopio de varas. Vadeamos el cauce del barranco nuevamente y remontamos el sendero con fuerte desnivel.
 
Con mucho cuidado ascendemos hasta llegar un alto desde donde tenemos unas bonitas vistas del Caserío del Batán y del Lomo del Picacho, al otro lado del cauce, donde se alza un vértice rocoso muy llamativo llamado El Picacho. En el fondo del barranco se ven pozas y saltos de agua, impresionante. En esta parte el descenso es cuando hay que tener mucho cuidado porque el sendero es bastante estrecho y en algunas ocasiones expuesto al borde del barranco.

 
El sendero continúa bordeado por multitud de huertas cultivadas donde los agricultores se afanan en el terrero. Atravesamos una zona de viñedos perteneciente  a la bodega Cuevas de Lino,  certificado como vino ecológico. Ahora el terreno comienza a ascender por tramos con restos de empedrado para inmediatamente alcanzar una fuerte pendiente que te corta la respiración. Junto al camino y también tallado en la piedra se observa un desagüe hecho para drenar el agua de lluvia y no estropear el camino, esto se llamaban desangraderas, topónimo del lugar.

 
Cerca del final de este fuerte ascenso nos encontramos con el Montacargas Agrícola inaugurado en 1996 y finalmente la Plaza del Batán, donde se encuentra situada la Ermita de Nuestra Señora de Candelaria. Un cartel de informativo indica algunas de las vistas de este espectacular mirador.

 
Si vamos hacia la ermita y alzamos la mirada nos encontraremos con el Roque de los Milanos (635 m.) y una serie de carteles que nos indican la dirección hacia el pueblo de Bejía y la continuación de PR-TF-11 hacia la Punta del Hidalgo. Nosotros tomamos la dirección hacia la parada de guagua y El Bar «Mi Pueblo» que esta en frente de la  entrada a Casas Heleras. Después de un buen vaso de vino y unas magníficas asaduras tomamos la guagua que nos llevará a través de la carretera Camino de El Batán, TF-143 por la ruta de TITSA  274, y nos dejara en el cruce con la carretera TF-12 y volveremos caminando por el último tramo de la ruta “hija cambada” hasta la Cruz de Carmen.

 

Nos despedimos con un breve resumen de la información sobre la importancia de este caserío. El Batán debe su nombre, que data del siglo XVII, al uso extendido a lo largo del cauce del barranco de antiguos artilugios de madera, “batanes” cuya misión era el curtido de telas, especialmente el lino, aunque también la lana, por medio del golpeteo de unos mazos obteniendo con este método diversos grosores. Los batanes utilizaban la fuerza del agua para mover sus mecanismos, por medio de una rueda hidráulica. Posteriormente, las fibras se disponían en cuevas, de aquí el nombre “Cuevas del Lino«, en  antiguos secaderos. Este caserío acogió la singular industria para obtener telas de lino.