Madurai es el pueblo de Raam, nuestro conductor.Nos la enseñó con gran ilusión desde por la mañana, aunque llegada la tarde según Rosi tenía un poco de prisa por irse con su mujer e hijo. Si yo fuese él seguro que al mediodía ya no me ven el pelo.

 

Comenzamos nuestra visita por el Palacio indosarraceno, Tirumali Nayak, sólo queda en pie el salón principal, Swargavilasa o pabellón celestial, rodeado de un centenar de columnas y decorado en amarillo.

Luego se pasa al salón de baile, Natakasola, donde hay una exposición de tallas en piedra de diferentes dioses y bailarinas. Las demás dependencias están cerradas o han sido destruidas

 

En otro punto de la ciudad está el estanque Mariamman Teppakkulam, donde cada enero se celebra la fiesta de los carros flotantes de Teppam, se sacan las deidades del templo y se llevan en procesión al estanque donde se suben en carros que flotan y transportan a los dioses hasta el centro del templete del estanque, finalmente devuelven a los dioses al templo para que hagan el amor y renueven el Universo, ¡menos mal!.

El templo de la ciudad está dedicado a Meenakshi Amma, la de los ojos de pez y tres pechos. La leyenda dice que uno de sus pecho se disolvería si encontraba esposo y esto pasó cuando conoció a Siva.

Los corredores de entrada están profusamente decorados en colores vivos con angelotes que llaman mucho la atención de los occidentales.

Aunque la alberca estaba en obras, el corredor que la circunda era precioso.

La entrada al sanctasantorum como siempre está prohibida a los no hindúes.

En la sala de las 1000 columnas había varios paneles con pinturas y maquetas del templo. Aunque hay que pagar la entrada, es una sala impresionante. Al final del corredor un Ganesh plateado vigila el lugar.
Desde la alberca se distingue este impresionante gopuram que representa a deidades, animales míticos y monstruos, todos pintados en colores llamativos.
Nos gustó mucho el Museo conmemorativo a Gandhi, donde se repasa la historia de la India de los últimos 300 años y la vida en fotos y complementos de Gandhi como el dhoti manchado de sangre con el que murió, sus gafas, la cholas, etc…

 

Por la tarde nos desplazamos hasta donde vimos una cueva excavada en una montaña, donde había una manada de unos 30 monos, saltando entre los arboles, escaleras y corriendo entre los que allí estábamos.

En la gruta, que había que iluminar con el móvil había una estatua que representaba la mitad de Siva y la mitad de Parvati, muy curiosa.

 

Luego a Rosi  y a Danise les ocurrió la feliz idea de ascender a lo alto de una montaña, donde había un templo, que resultó ser muy interesante según ellos.
Para los que nos quedamos a la mitad de las escaleras sólo supuso más de 45 minutos de espera y preocupación de que les hubiese sucedido algo, como siempre ocurre fue un malentendido y la típica salida de tono del jefe.
En esto gastararon el tiempo los que estaban en la parte alta mientras otros descansaban, según dicen…
Finalmente nos dirigimos al Templo de Murugan,al pie de la montaña con una alberca y diferentes altares votivos  a la figura de Murugan. Aquí a Ire le ofrecieron beber leche de la ofrenda y ella por no ser desconsiderada bebió. Esperemos que no suceda nada.

Ya en el mercado de Maduraipor fin me tomé un chai callejero,estaba maravilloso. Espero que tampoco me pase factura.

Llamada desde una cabina India. Te cobran en segundos y es muy barato en comparación con lo que te cobran por el móvil si llamas a España. Se oye clarito.

Una sorpresa final nos esperaba en el hotel pues querían cobrarle a Rosi una toalla que había manchado al secarse el pelo y fuimos indignados. Rosi les estuvo explicando el proceso de lavado y que llamara a la policía si quería porque ella no iba a pagar nada.
Comienza un nuevo día rumbo a Thekkady, campamento base de la reserva de Periyar. Se trata de la reserva natural más grande del sur de la India. En esta vasta región habitan bisontes, sambares, jabalíes, etc.
Primera parada de carretera a las afueras de Madurai.  Un templo pequeño pero con encanto. En la entrada un enorme estanque de nenúfares abría paso hasta el sagrado lugar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A ambos lados de la carretera que lleva a la reserva de Periyar se extienden inmensos campos de arroz y cocoteros.

 

 

 

La gente que trabajaba los campos nos hacía señales para que nos acercáramos.
Siempre que atravesábamos algún arroyo encontrábamos a gente lavando su ropa y tendiéndola en la rivera para que se secara al sol.

 

Para nuestra sorpresa y en medio de la carretera, tuvimos el placer de ver un entrenamiento de toros, pues se iba a celebrar una carrera.

 

A medida que ascendíamos por la turbia montaña, la temperatura era cada vez inferior; para nuestra sorpresa Thekkady nos recibió con fuertes lluvias y un clima bastante fresco, desacorde al concepto de clima hindú.
Comimos en un pequeño restaurante de la zona, incluso me atrevería a decir que el único que había, “Bamboo Restaurant”, donde la comida era buenísima.

 

 

 

 

Ire le hizo esta foto del servicio itinerante de planchado, como el afilador de cuchillos antiguo. Usa una plancha de hierro con brasas carbón.
Esas dos noches dormimos en el Paradiso Homestay, era un lugar precioso. El desayuno era bueno, la wifi insuperable y había un columpio colgante divertidísimo.

 

 

 

 

 

 

Para amenizar la tarde decidimos ir a un espectáculo de artes marciales típicas de Kerala conocidas como Kalari. Dani se quedó prendado, aunque según algunos estaba muy sobreactuado.

 

 

Al día siguiente nos levantamos a las 6.00 am para ir a la reserva de Periyar. El barco no salía hasta las 7.30 am y tuvimos que esperar bajo la incesante lluvia.

 

 

 

 

Una vez dentro nos pusimos unos chalecos salvavidas mugrosos y putrefactos, negros por el cuello y realmente desagradables; intentamos evitarlos diciendo “dirty, dirty!” pero no coló.

 

 

 

 

Equipados con nuestros chubasqueros y la lluvia dándonos en la cara, esperamos con los ojos bien abiertos ver algún animal, pero cuando logramos avistar alguno, tuvimos que hacer esfuerzos (algunos más que otros) por intuir de qué se trataba.

 

 

 

 

 

Después fuimos a ver el jardín de especias de Abraham, donde un señor mayor un tanto apestosillo nos guio por la enorme plantación. Vimos la “Jack fruit”, el árbol del caucho, el árbol del cacao, pimientas, canela, cardamomo, etc

 

 

 

 

 

 

 

 

Fue un día completo y seguimos nuestra visita dando un paseo por elefante.

 

 

Los “guías de la expedición” nos sacaban fotos desde abajo y le decían al elefante que posara con la trompa. Nos hicieron  varias fotos. Incluso nos filmaron, aunque pensamos que nos serían capaces.

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de repetir comida en el “Bamboo”, Rosi, Dani e Ire se dieron un masaje ayurvédico. Dani iba con miedo porque pensaba que lo iban a violar, y más fue su preocupación cuando el masajista le dijo que se desnudara. Él se negó rotundamente pero las chicas se quedaron en bolas. De esto no hay evidencias, aunque Dani salió con morados en la espalda.
Una vez relajados, nos ofrecieron una clase de cocina hindú a la que dijimos que sí enseguida. Un simpático gordinflón apareció en un destartalado tuc-tuc y nos llevó a su casa-restaurante, Bar-B-Que. Tenía un montón de cultivos propios y una familia encantadora.

 

 

 

 

Nada más llegar nos puso a pelar y cortar verduras. Inmediatamente me sajé el dedo con un cuchillo herrumbroso y extremadamente afilado. Aun así soy un gran chef.
Preparamos infinidad de platos, y todos participamos en la comida. Incluso hicimos de comer para gente que venía a cenar (una familia hindú y un francés-vietnamita borracho y extremadamente pesado).

 

 

  

 

 

 

 

 

 Aprendimos hasta vaciar un coco o hacer paratta (tipo de pan riquísimo).

Aprendimos a hacer un montón de platillos exóticos y deliciosos. Nos encantó la experiencia. Al terminar la cena Sheryl, el dueño del restaurante y nuestro mentor, nos llevó en tuc-tuc de regreso al homestay.

 

 

 

 

 

Hoy fue un día lleno de grandes sorpresas y muy agradable. La familia se portó muy bien abriéndonos las puertas de su caso, cediéndonos su cocina, comedor y sala de estar para preparar todas esas delicias.